En Oñati, los santos se aliaron ayer con el tiempo y volvieron a cobrar vida en la procesión de Corpus Christi. Llovió interrumpidamente durante casi toda la mañana y amainó «milagrosamente», en palabras de algunos fieles, durante la hora y poco que duró el multitudinario auto sacramental. Mediación divina o casualidad, lo cierto es que miles de espectadores disfrutaron de un ritual religioso y folclórico único, con cinco siglos de tradición, que revive y se fortalece cada año.
D.V.
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