OÑATI y un OÑATIARRA. "Hacer mucho ruido,no hace bien y, hacer mucho bien no hace ruido".
martes, 16 de noviembre de 2010
Santa Gertrudis .16 Noviembre
La abadía de Belfa, en Sajona, en la que Gertrudis fue consagrada por sus padres al Señor a los cinco años (1261) y donde vivió hasta su muerte (hacia el 1302), gozaba de un ambiente en el que se cultivaban las letras y las artes. La joven Gertrudis se deleitó con el estudio de las lenguas y literatura latinas, así como con el canto y la pintura. Mas todo eso apenas si hacía entrever a la futura mística.
Acababa de cumplir veinticinco años cuando, en una visión, el Señor «la tomó, la levantó y la puso junto a sí» Fue una auténtica conversión. Comenzó entonces para la monja una vida plena de humildad, de paciencia ante la enfermedad y de cuidado por los demás.
Gertrudis no renunció nunca a pesar de eso al trabajo intelectual, mas, como ha hecho ver su biógrafo, pasó «de la gramática a la teología» Se dedicó a la meditación de la Escritura y de los textos litúrgicos y frecuentó la lectura de los Padres, en especial la de San Agustín y San Bernardo. Gertrudis ha dejado en sus Revelaciones y en sus Ejercicios Espirituales un testimonio sobre su propia vida de intimidad para con Dios, ligada por entero a la contemplación del Amor hecho carne, cuyo símbolo maravilloso cree ver en el costado abierto de Cristo en Cruz.
En una de sus oraciones dice Gertrudis al Señor: «Deseo amarte no sólo con ternura sino también con sabiduría». Se echa de ver en tales palabras a la hija de Agustín y Bernardo.
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