OÑATI y un OÑATIARRA. "Hacer mucho ruido,no hace bien y, hacer mucho bien no hace ruido".
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Un triceratopo .VICTOR GONZALEZ
Un niño tenía un triceratopo. El triceratopo era pequeño. Medía unos cincuenta centímetros y se llamaba Fernando. El niño no. El niño era de tamaño normal. Se llamaba Tomikichi y obviamente, era japónés: sólo un niño japonés podría tener un triceratopo como animal doméstico.
Tomikichi sacaba a su triceratopo de paseo todos los días como si fuera un perro. Y era un espectáculo. La gente que pasaba por la calle, que era mucha porque Tomikichi vivía en Tokio y Tokio está abarrotado de gente, se detenía siempre al verlo pasar. Daba gusto ver al niño, con aquel triceratopo tan hermoso. El triceratopo tenía buen carácter y un aire algo cachazudo al andar.
Como el triceratopo era juguetón, solía pinchar a todo el mundo con sus dos cuernos y aunque no lo hacía con mala intención, resultaba molesto. Los padres de Tomikichi recibían constantes denuncias por este motivo e incluso habían tenido que pagar alguna indemnización importante, como la de la señora Fujiwara, a la que el triceratopo había destrozado un bolso carísimo de Gucci. La verdad es que a menudo era un problema, pero no podían deshacerse de él porque a fin de cuentas el triceratopo... era de casa.
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