SANTO DOMINGO SAVIO (1842-1857) nació en Riva de Chieri, Italia, en el seno de una familia humilde y muy devota.
Desde su tierna infancia mostró un comportamiento muy santo. Casi desde que aprendió a hablar se fijó su propósito en la vida: ser un verdadero cristiano.
En 1849 hace su primera comunión. Fue un día trascendental en su vida, y ahí escribió cuatro sencillos propósitos que normaron su camino a la santidad.
En 1854 conoce a Don Bosco, quien de inmediato percibe las virtudes cristianas del niño. Se convierte en un padre y amigo, y se lo lleva consigo a Turín, a vivir entre los niños pobres que Don Bosco recibía en su Oratorio.
Domingo se muestra siempre atento a las necesidades del prójimo. Sereno y alegre, transmitía el catecismo a sus compañeros, ayudaba a los enfermos y detenía los pleitos que se suscitaban entre los muchachos. También fue víctima de acusaciones injustas, que sufrió con resignación, emulando a Jesús.
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El papa Pío XII lo canonizó en 1954. Santo Domingo Savio es el santo patrono de los monaguillos, de los niños cantores y de las mujeres embarazadas.
SANTO DOMINGO SAVIO nos enseña que el ideal cristiano se puede alcanzar a una edad muy tierna.
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