Hoy, 1 de octubre, conmemoramos a Santa TERESA del NIÑO JESÚS, Doctora de la Iglesia.
SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS (1873-1897) nació en Alençon, en Normandía, al norte de Francia, en el seno de una familia católica numerosa.
Marie Françoise Thérèse Martin, conocida también como Santa Teresita del Niño Jesús, fue la novena de la prole familiar de Martín y Celia Guérin, relojero y costurera, ambos beatificados en 2008.
De los nueve, los dos hombres y dos niñas fallecieron de muy pequeños. Y de sus cuatro hermanas que sobrevivieron, tres fueron religiosas, y un modelo a seguir para Teresita.
De niña fue más bien débil y propensa a enfermarse, pero entonces tuvo la desdicha de perder a su madre a los cuatro años de edad. Entonces Martín tomó la decisión de mudarse a Lisieux con sus hijas.
Desde entonces, Santa Teresita dio muestras de una religiosidad muy particular; al recibir la Primera Comunión en 1883, su devoción y sus oraciones a la Virgen María y a la “sonrisa de la Madre de Dios” la curaron milagrosamente de una grave enfermedad.
Inspirada en el amor al Niño Jesús, a los 13 años de edad pretendió ingresar con las carmelitas de Lisieux, al igual que sus hermanas Paulina y Marie, sin embargo esto no fue posible por su corta edad.
Con motivo del Jubileo del papa León XIII, Martín decide ir en peregrinación a Roma, y lleva consigo a Teresita. Cuando el Sumo Pontífice pasó por donde ellos estaban para darles la bendición, de pronto ella alzó la cabeza para preguntarle si sería posible que al año siguiente pudiera entrar con las carmelitas.
Sorprendido ante la determinación de la niña, el papa le respondió que sí, si ésa era la voluntad de Dios. Esta experiencia se tradujo en una mayor devoción, y finalmente el 9 de abril de 1888 es admitida con las Carmelitas Descalzas de Lisieux.
A pesar de su frágil salud, siempre fue su deseo ofrecer su propio sufrimiento como sacrificio. Fue la madre superiora quien la nombró Teresa del Niño Jesús, en honor de Santa Teresa de Ávila, y también quien al ver sus sufrimientos la llamó cariñosamente Teresita.
En 1893 fue nombrada asistente de la institutriz de novicias, pero pronto fue ella quien se encargaba de la formación de éstas.
Santa Teresita del Niño Jesús les hablaba del “pequeño camino” para llegar a Dios que es la sencillez del alma. Esto se traduce, por ejemplo, en conservar el buen humor ante las adversidades que no podemos remediar.
Una dura prueba para ella fue la muerte de su querido padre en 1894, pero esto sólo afirmó su santidad. Y además habría de soportar una prueba más terrible, pues enfermó de tuberculosis.
Los últimos años de Santa Teresita del Niño Jesús fueron de horribles penares a causa de su padecimiento. Sin embargo esto no la arredró, sino que la movió a escribir apuntes autobiográficos y pensamientos religiosos.
Finalmente, a los 24 años de edad falleció Santa Teresita, con un crucifijo en la mano y expresando su amor a Dios en sus últimas palabras.
Su libro Historia de un alma fue todo un éxito de la literatura edificante a principios del siglo veinte, traduciéndose casi de inmediato a muchas lenguas.
Santa Teresita del Niño Jesús fue canonizada en 1925 por el papa Pío XI. El papa Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia en 1997.
SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS nos enseña el valor de la inocencia y la simplicidad.
martes, 1 de octubre de 2013
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