BRICOCANAL.
Un trabajo que no es exclusivo de los profesionales
La restauración de muebles puede que siempre la hayamos visto como una labor reservada para expertos, pero también nosotros a pequeña escala podemos lavar la cara de cualquier mesa, silla o cómoda, entre otros. Si nunca hemos realizado un trabajo de este estilo vamos a comenzar restaurando una silla vieja de madera, un elemento que es más que probable que cualquiera de nosotros tenga a mano. Cuando la tengamos disponible lo primero que hemos de hacer es decaparla, de tal manera que tras el lijado no quede resto alguno de la pintura o barniz anterior. Este trabajo no es especialmente agradable pero sí fundamental para obtener un óptimo resultado en el acabado final, así que merece la pena dedicarle el tiempo necesario.
Con la silla preparada y el poro abierto, podemos aplicar el tinte que hayamos elegido para lo que nos podemos servir bien de un trapo o de una brocha, pero lo importante es que se cubra bien toda la madera. Si lo creemos oportuno podemos darle una segunda mano y cuando el tinte esté seco repasaremos la superficie con una lana de acero para eliminar posibles goterones o imperfecciones. Posteriormente le aplicamos una capa de barniz transparente mate y cuando éste se seque le damos una capa de esmalte blanco que dará una sensación de envejecido, sobre todo si lo extendemos de manera irregular. Pasar la lija suavemente para alisar la superficie y una nueva capa de barniz serán el toque final necesario para recuperar una silla que no tiene porqué perder su espíritu añejo
Un trabajo que no es exclusivo de los profesionales
La restauración de muebles puede que siempre la hayamos visto como una labor reservada para expertos, pero también nosotros a pequeña escala podemos lavar la cara de cualquier mesa, silla o cómoda, entre otros. Si nunca hemos realizado un trabajo de este estilo vamos a comenzar restaurando una silla vieja de madera, un elemento que es más que probable que cualquiera de nosotros tenga a mano. Cuando la tengamos disponible lo primero que hemos de hacer es decaparla, de tal manera que tras el lijado no quede resto alguno de la pintura o barniz anterior. Este trabajo no es especialmente agradable pero sí fundamental para obtener un óptimo resultado en el acabado final, así que merece la pena dedicarle el tiempo necesario.
Con la silla preparada y el poro abierto, podemos aplicar el tinte que hayamos elegido para lo que nos podemos servir bien de un trapo o de una brocha, pero lo importante es que se cubra bien toda la madera. Si lo creemos oportuno podemos darle una segunda mano y cuando el tinte esté seco repasaremos la superficie con una lana de acero para eliminar posibles goterones o imperfecciones. Posteriormente le aplicamos una capa de barniz transparente mate y cuando éste se seque le damos una capa de esmalte blanco que dará una sensación de envejecido, sobre todo si lo extendemos de manera irregular. Pasar la lija suavemente para alisar la superficie y una nueva capa de barniz serán el toque final necesario para recuperar una silla que no tiene porqué perder su espíritu añejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario