jueves, 12 de mayo de 2016

OÑATI IRRATIA.25.

D.V.

Veinticinco años en el aire

  • Miren Urkiola, la voz de la radio desde su primera emisión, hace balance de una de las pocas radios municipales de Euskadi

  • Oñati Irratia celebró ayer sus bodas de plata con la ilusión de aquel 11 de mayo de 1991



Un cuarto de siglo. La radio municipal Oñati Irratia cumplió ayer 25 años de emisiones, y como ha venido haciendo toda la semana abrió su programación con 'One Love' de Bob Marley, la canción que Miren Urkiola eligió el 11 de de mayo de 1991 para salir al aire. Aquel día se cumplían diez años de la muerte del 'rey del reggae' y, a la que desde entonces ha sido la voz de la radio local, le pareció un buen comienzo en plenos San Miel txikis. Un estreno con buenas vibraciones.
Miren no puede evitar una sonrisa al recordar aquellos tiempos de nervios y entusiasmo en los que se montó una emisora municipal partiendo de cero. «Hoy en día, en la era de internet, de los móviles y los whatsapps, parece mentira que sacásemos adelante las emisiones pinchando discos de vinilo y grabando las entrevistas y las cuñas en cassettes. Eran otros tiempos, pero el espíritu y el sentido de la radio sigue siendo el mismo: ofrecer una visión local del mundo. Lo que ha cambiado profundamente es la tecnología, y en la medida de nuestras posibilidades nos hemos ido adaptando. El control de las emisiones es ahora por ordenador, y la radio puede escucharse por internet» señala en medio de una trepidante semana en la que han abandonado los estudios de Bidaurreta Dorrea para emitir desde la oficina de turismo, kultur etxea o el gazteleku. Hoy lo harán desde el ayuntamiento y mañana desde el polideportivo Zubikoa, con el objeto de acercar el día a día de la radio a todos los que quieran conocerla mejor .
Emisora de emergencias
¿Y cómo se convirtió Oñati en el primer municipio vasco con licencia de radio municipal? Pues por las trágicas inundaciones de 1983. La localidad se quedó totalmente incomunicada, y el ayuntamiento decidió instalar una emisora en la buhardilla de Kultur Etxea para sucesivos casos de emergencias. Allí estuvo varios años, hasta que a finales de los 80 pensaron que había que sacar partido a la infraestructura y montar una radio. La referencia era Getxo, que empezó a emitir un poco antes, aunque la primera licencia municipal, cuando más tarde se desarrolló la ley de radiodifusión, fue la que se otorgó a Oñati.
La ordiziarra Miren Urkiola, que había trabajado en la Ser de Miranda de Ebro, Euskadi Irratia y Bilbao RNE, sacó la oposición pública y desembarcó en la primera sede de Santa Marina con un proyecto muy ambicioso: poner en marcha y consolidar una radio local.
Veinticinco años después no se arrepiente de la decisión que tomó. Ha alimentado su pasión por la radio con un proyecto que siente muy propio y que le ha permitido conocer a mucha gente y hacer amigos. El desembarco no fue fácil, y Miren está muy agradecida a todos los que le ayudaron en aquellos primeros pasos, sobre todo al entonces concejal de cultura, Miguel Angel Sarramendi, y al técnico José Mari Agirrebengoa 'Txinparta', cuyo fallecimiento fue un duro varapalo, pues trabajaban codo con codo.
Un cuarto de siglo da para contar y hacer muchas cosas. Algunas amargas como accidentes o problemas laborales; y otras alegres, como premios gordos en loterías y quinielas. En todo este trayecto, la radio municipal ha pasado por épocas mejores y peores, ha contado con más o menos colaboradores, y a toda esa gente que ha aportado su granito de arena, y a los oyentes, Miren les ha dedicado estos días la programación especial del dial 107.4, que se ha regalado nuevo logotipo e indicativos.
Oñati Irratia cierra mañana una intensa semana de celebraciones. Repartirán la última tarta (han sorteado una cada día) así como 100 txantxis y cuatro entradas para el concierto del sábado en el gazteleku. El lunes, Miren y Aratz Losada (que desde hace 9 años le acompaña en los deportes) volverán a Bidaurreta Dorrea, a sus dos horas y media de emisión diarias (de 12.00 a 13.30 y de 19.00 a 20.00), con las pilas cargadas y la ilusión de seguir siendo testigos directos de la evolución de la sociedad oñatiarra, que en opinión de Urkiola «es mucho más abierta que hace 25 años».

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