lunes, 20 de agosto de 2012

Vuelta a España


Irizar recibe el apoyo de los aficionados. ¡Irizar chapeldun!

El corredor guipuzcoano Markel Irizar (RadioShack), uno de los más combativos en la etapa de hoy, contaba en la subida a Arrate con profusión de mensajes alentadores, ¡Irizar, chapeldun! era uno de ellos, que simboliza el apoyo a sus paisanos de una afición vasca para la que el ciclismo es religión.



Markel Irizar Aranburu, el destinatario de ese apoyo, nació el 5 de febrero de 1980 en Oñati y hace diez años vivió una historia sobrecogedora que le convierte para siempre en un auténtico chapeldun (campeón).



En la primavera de 2002, cuando aún era aficionado, le fue diagnosticado un cáncer de testículos. Le extirparon uno y la posterior quimioterapia le machacó. Las sesiones doblaron su robusto cuerpo pero no le tumbaron.



Fue entonces, en plena recuperación, cuando el corredor recibió una carta de ánimo de Lance Armstrong, quien tuvo que combatir contra el mismo tumor, incluso le dedicó una guía del Tour tras su victoria en 2002 cuando el de Oñati luchaba contra la radiación. Paradójicamente, ocho años después fichó por el equipo RadioShack que capitaneaba Armstrong.



"Hay días en que el tratamiento te destrozaba. La última semana sólo pensaba en volver a casa y en encerrarme en mi habitación", ha asegurado al recordar su enfermedad. "Al principio creí que había corrido ya mi última carrera", ha recordado.



"Me dio mucha lástima dejar el Euskaltel en 2010 porque habían sido seis grandes temporadas, aunque para mí correr con Lance era un sueño", ha subrayado.



Su ejemplo de superación era, precisamente, el siete veces ganador del Tour de Francia y Markel también terminó ganando la batalla al cáncer. Hoy tiene dos hijos, es feliz y sobre todo se divierte en un equipo en el que ha dado un enorme salto.



El año pasado ganó la Vuelta a Andalucía. Habría estado bien que Markel hubiera llegado hoy el primero a Arrate, y estuvo escapado durante los últimos kilómetros junto a otros siete corredores, pero el dorsal 176 de esta Vuelta 2012 ni siquiera `arribó´ entre los primeros a la meta.



Sus mejores victorias son otras, la primera cuando superó el tumor testicular y las otras dos tienen nombre, Aimar y Xabat, los dos hijos que llenan de alegría su casa.



"Mi mente ha cambiado desde que corro en el RadioShack porque somos una familia. Espero estar muchos más años en este ambiente", asegura sin olvidar su auténtico rol, el de gregario.



Además de los apoyos de la afición a Markel Irizar, la subida a Arrate fue hoy una extraordinaria fiesta del ciclismo.



Esta tarde también tocaba calor asfixiante, pero ya por la mañana el ascenso estaba lleno de cicloturistas con las ikurriñas adheridas a las camisetas naranjas del Euskaltel. Desde 1974, con triunfo del salmantino Tamames, no se subía este puerto en La Vuelta.



El paisaje en la subida aparecía dominado por las autocaravanas, las neveras y las mesas de cámping, sin duda la forma más apropiada de seguir una etapa de La Vuelta.



El ciclismo en Euskadi es como doctrina. En las 33 primeras ediciones de la Vuelta a España, el País Vasco estuvo presente en sus itinerarios y si el regreso el año pasado, tras 33 años de ausencia (se repite el número) fue todo un éxito, lo de este año ha superado las expectativas más optimistas.



Arrate se convirtió hoy en un estrechísimo pasillo de inacabable aliento para los esforzados de la ruta. El color naranja del Euskaltel predominó. Uno de esos `ídolos naranjas´, Igor Antón, ya avisaba ayer de que esta subida tiene un sabor especial para los ciclistas vascos y para todos los aficionados. Así es, la afición dio esta tarde una lección impresionante.



Los vascos, que se dejan ver por las cunetas del Tour de Francia en una mayoría aplastante respecto a otras aficiones no francesas, lo tenían hoy todo a la puerta de su casa. Y esa proximidad se notó este lunes más que nunca.



Sabido es que La Vuelta dejó de transitar por las carreteras de Euskadi tras los incidentes que se produjeron en 1978. Todo sucedió en la última etapa, al paso por Durango, cuando la carretera fue bloqueada por troncos. Aquella etapa fue neutralizada durante varios kilómetros, aunque se reconoció a Txomin Perurena como ganador.



Y en el regreso a Euskadi por segundo año consecutivo todo ha sido emocionante. Arrate es un sitio de leyenda para los aficionados vascos, que volvieron a abarrotar las cunetas. Muchos de ellos niños, lo que denota que el ciclismo no languidece, más aún en un sitio tan emblemático como éste, donde los grandes campeones se pelearon durante cinco décadas. Por si fuera poco, a diez kilómetros se halla la fabrica de bicicletas Orbea. Todo un símbolo.



La subida al Santuario de Arrate ha sido pues, la primera llegada en montaña de esta Vuelta 2012, probablemente la de mayor tradición, pero aún quedan nueve. Y eso es mucho.

José Anselmo Moreno

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