martes, 2 de marzo de 2010

Mateo 23, 1-12.Escribas y fariseos hipócritas 2/03

En aquel tiempo Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí". «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.


Reflexión


Jesús en este texto del evangelio nos previene de un mal que puede afectar a cualquier cristiano: la soberbia y la falta de pureza de intención. En el evangelio este tipo de hombres se encarnan en las personas de los escribas y fariseos, si bien no todos eran así, como Nicodemo.

Debemos cuidar con especial esmero en nuestra vida no caer en el escollo de creernos superiores a los demás por nuestra vida espiritual, nuestro conocimiento de la doctrina de la Iglesia, del Evangelio, etc. La señal de que andamos por el sendero justo del cristianismo es la humildad. Cuando un alma a pesar de las largas horas de oración y de los actos de solidaridad con los necesitados, es soberbia, quiere decir que su vida espiritual cristiana no está fundada sobre los sólidos cimientos de las virtudes de Cristo.

¿Cómo podemos huir o evitar este escollo que frena nuestra santidad? Uno de los medios que nos propone este pasaje del evangelio es practicar la pureza de intención en todas nuestras obras. Tenemos que ser conscientes en todo momento de que somos criaturas de Dios. Cuando hagamos una obra buena debemos decirnos a nosotros mismos: “Siervo inútil. Has hecho tan sólo lo que debías”; como nos propone Cristo en otro texto del evangelio. Pidamos a Dios en esta cuaresma la virtud de la humildad para parecernos más cada día a Jesucristo.

Autor: José Fernández de Mesa

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