martes, 17 de noviembre de 2009

Champán y trikitixa a los 100



Un día es un día y cien años se merecen una copita de champán. Así que el domingo Rufino Aranzeta Arregi tenía permiso para brindar como en las grandes celebraciones.
El aitona de Oñati es un hombre tranquilo, de costumbres, y los fastos organizados para celebrar su siglo de existencia le pusieron un poco nervioso, pero pese a ello sacó arrestos para tocar el pandero al son de la trikitixa, una de sus aficiones demostrando, como insitían todos sus familiares, su buen carácter. «Es un pedazo de pan» aseguraban al unísono sus hijos Asun, Begoña, Rosarito, Juan Jesús y Resu . «La ama siempre ha tenido más carácter».
La verdad es que los Aranzeta-Irazabal son una estirpe numerosa porque Rufino era el mayor de 10 hermanos y en casa de Bittori eran once. Si a esto sumamos los seis hijos que ellos tuvieron (una falleció con 2 años) y sus 7 nietos y 2 bisnietos, no es de extrañar que la sociedad Larrain, sede de la fiesta de cumpleaños, estuviera el domingo hasta la bandera.
Unico varón centenario
La verdad es que fue un día muy especial para los Aranzeta-Irazabal, porque aunque las perspectivas de vida van aumentando con el paso de los años, llegar al siglo sigue siendo un acontecimiento, y la mejor prueba de ello es que, en la actualidad, sólo hay dos centenarios más en la villa, ambas mujeres: la veterana Mikaela Yarza, con 103 años, y Rosario Cortabarria, con 101.
Rufino es el único varón centenario y en su larga vida ha conocido las penurias de la guerra (hizo la mili en Marruecos y cuando regresó combatió como gudari en la Guerra Civil), pero también revolucionarios acontecimientos como la irrupción masiva del automóvil en nuestras calles y carreteras, o la entrada del televisor en los hogares. Precisamente, la televisión, jugar a las cartas y la lectura diaria del periódico son sus principales aficiones en la actualidad. Lleva una vida tranquila, tiene buen apetito y duerme fenomenal a pesar de que no perdona el café solo. También le encanta cenar chocolate hecho, las sopas de ajo, y toma un vasito de vino al día.
Dicen que la salud es el mejor regalo, y Rufino puede presumir haber disfrutado de este preciado don. «Sólo ha estado dos días ingresado en un hospital por una gripe que le provocó fiebre alta», explicaban su hijas. Lógicamente, los años no pasan en balde y Rufino se ve obligado a utilizar de un tiempo a esta parte una silla para moverse.
En su cien cumpleaños el aitona de Oñati estuvo rodeado de los suyos y de autoridades municipales. La alcaldesa, Lourdes Idoiaga, y la concejala de Servicios Sociales, Rosarito Galdos, le transmitieron la felicitación de los oñatiarras obsequiándole un cuadro conmemorativo y un gran ramo de flores, mientras la familia le tributaba un aurresku, una suculenta comida y un buen número de regalos. Zorionak eta urte askotarako

http://www.diariovasco.com/20091117/alto-deba/champan-trikitixa-20091117.html.

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