miércoles, 10 de abril de 2013

MARKEL IRIZAR


Irizar, en la corte de Fabian Cancellara

«Durante cinco meses hemos preparado de forma exclusiva Flandes y Roubaix y las hemos ganado», explica 


RadioShack funcionó como una máquina perfecta en la París-Roubaix donde ganó con Cancellara. :: EFE




Cinco meses. Ése es el tiempo que el equipo RadioShack y Markel Irizar han estado preparando la Vuelta a Flandes y la París-Roubaix para llevar a Fabian Cancellara en las mejores condiciones posibles a la parte final de las dos carreras. El resultado no ha podido resultar más brillante: victorias espectaculares en las dos carreras, además de la obtenida en el Gran Premio Harelbeke.
«Yo no tuve mucha suerte. En el cuarto tramo de pavés rompí tres radios, justo cuando el pelotón iba roto en cinco grupos. Mi trabajo junto al de Jesse Sergent y Bob Jungels era estar atentos a todos los ataques que hubiese en los primeros cien kilómetros. Nos salieron por todos los sitios y había que neutralizar esos ataques», explica Markel.
«Sabes que has estado preparándote cinco meses para esas carreras para proteger a Cancellara. Mejor no nos han podido salir las cosas. En Flandes ese trabajo nos correspondió a Gallopin, Hondo y a mí», añade.
Luego entraron en acción otros corredores del RadioShack como «Popovych o Roulston. Para la parte final estaban Gallopin y Gregory Rast, que es suizo y se lleva muy bien con Cancellara», comenta el oñatiarra, que no pudo terminar la carrera por una avería. «Si tienes problemas en una zona complicada para cuando llega el coche estás fuera de la carrera. Y si ya no puedes trabajar no pintas nada...».
Un grupo de amigos
El equipo RadioShack de las clásicas es como un grupo de amigos. «Somos siempre los mismos. Sabemos lo que tenemos que hacer y lo que esperan que hagamos. Menos en la París-Niza, en el resto de carreras hemos estado juntos. Nos conocemos muy bien y el trabajo que tenemos que hacer cada uno».
RadioShack estaba necesitado de triunfos importantes al finalizar el compromiso de la empresa este año con el equipo. Por eso celebraron esas victorias de forma especial, sobre todo la Vuelta a Flandes. «Fue como si hubiésesmos ganado la liga. Me da hasta vergüenza decir las botellas de champán que bebimos en el autobús, con la música a tope».
En Roubaix hubo más moderación. «Yo me tenía que levantar a las 7 de la mañana para coger un avión. Nos jugábamos mucho. No podíamos esperar al Tour para obtener resultados. Teníamos que conseguirlos en esas carreras y los hemos conseguido».
Habla del espíritu del equipo para las clásicas. «Este año todo nos ha salido bien y el año pasado no nos salió nada. Cancellara estaba igual de forma que ahora. Siempre está a tope en estas pruebas. Si no se hubiera caído en 2012 habría ganado. Tenemos un equipo con mucho presupuesto y los patrocinadores se merecen estos triunfos».
De lo que no deja de sorprenderse es de la forma en la que se preparan estas clásicas. «Cada año impresiona más. Dirk De Mol, que hace veinticinco años que ganó la Paris-Roubaix, es el responsable del equipo en las clásicas. Nos transmite tranquilidad desde el inicio de la temporada. Cuando corremos en Qatar y Omán nos avisa: 'Cuidado con las caídas, no corráis peligro'. Cuando se van acercando las clásicas nos dice: 'Ahora es cuando tenéis que ir a tope y hacer vuestro trabajo'. Es sorprendente».
Explica Markel que «además de los coches que van en carrera, hay otros cinco coches que se encargan de cubrir todo el recorrido para darnos agua y avituallamiento en ¡33 puntos distintos! Dos personas van en bicicleta días antes con un GPS y marcan las posibles carreteras por las que se puede ir, siempre con tres opciones, por si hay atascos o cualquier otra cosa».
Con todos esos datos «hacen mapas, fotografías y se los dan a la gente del equipo. Ellos se fían del trabajo de estas personas, que son aficionados, amigos de una masajista del equipo. Son cinco conductores y cinco acompañantes. Cubren todo los tramos de pavés. Las fotos son espectaculares».
Cocinero, osteópata...

Si tienen averías «nos esperan con una rueda en la mano. Por un kilómetro no llegué adonde estaban. Uno de los directores se hizo tres veces la carrera. La conocíamos al dedillo. Tenemos un cocinero, un osteópata... Donde pinchó Turgot sabíamos que había un bache. Si tienes a Cancellara debe de ser así».
Markel tenía dos bicis especiales para Roubaix y Cancellara, cinco para Flandes y cinco para Roubaix: «El equipo ha dado el 100% en esas carreras. Hemos pasado mucho frío. Durante quince días hemos corrido a cuatro o cinco grados».
Sobre Cancellara dice que «se exige mucho. Ves lo vatios que mueve y alucinas. Llevaba cinco meses en Canarias de preparación. Desde el 1 de enero sólo ha estado doce días en Suiza».

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