"Para los oñatiarras no tenemos más que buenas palabras; la gente que colabora con nosotros es fija"
En Benin, Haití, Paraguay, República Dominicana, Argentina... ha plantado su semilla solidaria el grupo de misiones de la Unidad Pastoral de Oñati. A las puertas de la Navidad intensifica la cooperación con los países en vías de desarrollo. Del 16 al 18 organizará diversas actividades
ANABEL DOMINGUEZ - Domingo, 11 de Diciembre de 2011 - Actualizado a las 05:29h
Su aventura comenzó en 2002 cuando tomó un vuelo rumbo a la República Dominicana. Desembarcó en el país caribeño y conoció de primera mano su realidad. La experiencia fue "tan enriquecedora", que Amaia Ugarte no dudó en engancharse al grupo de misiones de la Unidad Pastoral de Oñati. Desde entonces, esta mujer de 32 años ha participado en un buen número de proyectos de cooperación con las regiones en vías de desarrollo. Está convencida de que "todos podemos hacer algo para ayudar a quienes nos necesitan". "Nosotros solos no vamos a arreglar el problema, los índices de pobreza y las situaciones de desigualdad alcanzan otra magnitud, pero sí que podemos aportar nuestro granito de arena", asegura.
Todo empezó hace unos diez años.
Así es. Por diversos motivos dejé el grupo de convivencias que después de la catequesis se forma para la Confirmación. Pero seguíamos en contacto. Me comentaron que tenían un proyecto entre manos en la República Dominicana y que para involucrarse más iban a visitar el lugar. ¿Te apuntas?, me dijeron; y así lo hice. Invertir los primeros dineritos que ganabas para pagarte un viaje de este tipo resultaba muy ilusionante.
La experiencia le engachó.
El ver la realidad in situ es totalmente diferente. Nosotros tenemos una vida muy acomodada y con poco podemos ayudar a muchos. Es cierto que cerca también se puede hacer mucho, pero en nuestro caso nos hemos ido más lejos. Por otro lado, mi contacto con las ONG venía de antes. Con 14-15 años ayudaba a mi hermana en las actividades de la ONG Banoia de Oñati.
¿Cuál ha sido la trayectoria del grupo de misiones?
El grupo de misiones es un movimiento que surgió en torno a la parroquia de Oñati. Hay mucho misionero oñatiarra repartido por el mundo y el objetivo era ayudarles si lo necesitaban, acompañarles cuando venían aquí... Hace unos diez años, el grupo de jóvenes sobre el que hemos hablado antes, planteó trabajar de forma conjunta para dar un paso más también a nivel económico. Desde entonces realizamos distintos proyectos, sobre todo en Sudamérica, siempre en contacto directo con misioneros de Oñati. Sabemos que lo que enviamos llega y cumple con su destino. En estos momentos, estamos unas diez personas activamente, pero cuando necesitamos apoyo siempre somos más.
¿Qué proyectos solidarios han llevado a cabo en estos años?
La ayuda económica que se manda es para invertirla en un proyecto que permita mejorar las condiciones de vida de la población. En Benin (África) participamos en la creación de un centro escolar; en Paraguay montamos una peluquería; en la República Dominicana, unas casitas; en Haití, un centro nutricional y dispensario; y en Argentina, a través de la ONG Hermansoloña, se compraron bombas y material para fabricar pequeños depósitos de agua para la comunidad Queta. La última actuación ha sido la construcción de una casa de acogida en el barrio Las Brisas de Bogotá, en Colombia. Nos comprometimos a enviar 25.000 euros, pero se han reunido más ayudas y dejaremos el proyecto con 15.000 euros.
¿Qué se siente al ver que se recogen frutos?
Satisfacción. Pasan los años y todavía se acuerdan de nosotros, ves que lo que se ha puesto en marcha funciona... Es muy enriquecedor.
¿Cuál será el próximo proyecto?
El párroco, Joxan Larrañaga, es miembro de una ONG y en enero va a ir a Mali. A la vuelta de su viaje decidiremos en qué nuevo proyecto vamos a trabajar. La idea es reunir unos 25.000 euros en dos o tres años.
Se acerca la Navidad. ¿Qué iniciativas van a promover este año?
En estas fechas procuramos reforzar las actividades. Llevamos dos años sin abrir la tienda de Comercio Justo porque no hemos encontrado un local idóneo. Pero tenemos otras citas. El viernes 16 celebraremos la última cena solidaria del año -se convocan trimestralmente- en el salón de los frailes de Bidaurreta (20.30 horas). Su recaudación, la voluntad, se destinará al proyecto para enviar lámparas solares a la localidad haitiana de Jacmel. Asimismo, el día 17 tomaremos parte en el Elkartasun azoka que organiza el centro Elkar Hezi y el domingo 18 se volverán a colocar mesas petitorias en el Concierto de Navidad que tendrá lugar en la parroquia.
El día 17, además, Oñatiko Margo Taldea organiza una jornada solidaria.
Agradecemos mucho su colaboración. Ese día en los arkupes del ayuntamiento, mañana y tarde, pondrán a la venta los cuadros donados por los alumnos. La recaudación irá a parar a nuestro proyecto.
¿Es Oñati un pueblo solidario?
Sí (rotundo). La gente está muy concienciada. Quizás porque hay mucho misionero y se conoce su trabajo. El saber dónde va el dinero y el que nosotros les contemos cada proyecto, les da confianza. No tenemos más que buenas palabras para los oñatiarras. La gente que colabora es fija, repite a nuestras convocatorias.
En Benin, Haití, Paraguay, República Dominicana, Argentina... ha plantado su semilla solidaria el grupo de misiones de la Unidad Pastoral de Oñati. A las puertas de la Navidad intensifica la cooperación con los países en vías de desarrollo. Del 16 al 18 organizará diversas actividades
ANABEL DOMINGUEZ - Domingo, 11 de Diciembre de 2011 - Actualizado a las 05:29h
Su aventura comenzó en 2002 cuando tomó un vuelo rumbo a la República Dominicana. Desembarcó en el país caribeño y conoció de primera mano su realidad. La experiencia fue "tan enriquecedora", que Amaia Ugarte no dudó en engancharse al grupo de misiones de la Unidad Pastoral de Oñati. Desde entonces, esta mujer de 32 años ha participado en un buen número de proyectos de cooperación con las regiones en vías de desarrollo. Está convencida de que "todos podemos hacer algo para ayudar a quienes nos necesitan". "Nosotros solos no vamos a arreglar el problema, los índices de pobreza y las situaciones de desigualdad alcanzan otra magnitud, pero sí que podemos aportar nuestro granito de arena", asegura.
Todo empezó hace unos diez años.
Así es. Por diversos motivos dejé el grupo de convivencias que después de la catequesis se forma para la Confirmación. Pero seguíamos en contacto. Me comentaron que tenían un proyecto entre manos en la República Dominicana y que para involucrarse más iban a visitar el lugar. ¿Te apuntas?, me dijeron; y así lo hice. Invertir los primeros dineritos que ganabas para pagarte un viaje de este tipo resultaba muy ilusionante.
La experiencia le engachó.
El ver la realidad in situ es totalmente diferente. Nosotros tenemos una vida muy acomodada y con poco podemos ayudar a muchos. Es cierto que cerca también se puede hacer mucho, pero en nuestro caso nos hemos ido más lejos. Por otro lado, mi contacto con las ONG venía de antes. Con 14-15 años ayudaba a mi hermana en las actividades de la ONG Banoia de Oñati.
¿Cuál ha sido la trayectoria del grupo de misiones?
El grupo de misiones es un movimiento que surgió en torno a la parroquia de Oñati. Hay mucho misionero oñatiarra repartido por el mundo y el objetivo era ayudarles si lo necesitaban, acompañarles cuando venían aquí... Hace unos diez años, el grupo de jóvenes sobre el que hemos hablado antes, planteó trabajar de forma conjunta para dar un paso más también a nivel económico. Desde entonces realizamos distintos proyectos, sobre todo en Sudamérica, siempre en contacto directo con misioneros de Oñati. Sabemos que lo que enviamos llega y cumple con su destino. En estos momentos, estamos unas diez personas activamente, pero cuando necesitamos apoyo siempre somos más.
¿Qué proyectos solidarios han llevado a cabo en estos años?
La ayuda económica que se manda es para invertirla en un proyecto que permita mejorar las condiciones de vida de la población. En Benin (África) participamos en la creación de un centro escolar; en Paraguay montamos una peluquería; en la República Dominicana, unas casitas; en Haití, un centro nutricional y dispensario; y en Argentina, a través de la ONG Hermansoloña, se compraron bombas y material para fabricar pequeños depósitos de agua para la comunidad Queta. La última actuación ha sido la construcción de una casa de acogida en el barrio Las Brisas de Bogotá, en Colombia. Nos comprometimos a enviar 25.000 euros, pero se han reunido más ayudas y dejaremos el proyecto con 15.000 euros.
¿Qué se siente al ver que se recogen frutos?
Satisfacción. Pasan los años y todavía se acuerdan de nosotros, ves que lo que se ha puesto en marcha funciona... Es muy enriquecedor.
¿Cuál será el próximo proyecto?
El párroco, Joxan Larrañaga, es miembro de una ONG y en enero va a ir a Mali. A la vuelta de su viaje decidiremos en qué nuevo proyecto vamos a trabajar. La idea es reunir unos 25.000 euros en dos o tres años.
Se acerca la Navidad. ¿Qué iniciativas van a promover este año?
En estas fechas procuramos reforzar las actividades. Llevamos dos años sin abrir la tienda de Comercio Justo porque no hemos encontrado un local idóneo. Pero tenemos otras citas. El viernes 16 celebraremos la última cena solidaria del año -se convocan trimestralmente- en el salón de los frailes de Bidaurreta (20.30 horas). Su recaudación, la voluntad, se destinará al proyecto para enviar lámparas solares a la localidad haitiana de Jacmel. Asimismo, el día 17 tomaremos parte en el Elkartasun azoka que organiza el centro Elkar Hezi y el domingo 18 se volverán a colocar mesas petitorias en el Concierto de Navidad que tendrá lugar en la parroquia.
El día 17, además, Oñatiko Margo Taldea organiza una jornada solidaria.
Agradecemos mucho su colaboración. Ese día en los arkupes del ayuntamiento, mañana y tarde, pondrán a la venta los cuadros donados por los alumnos. La recaudación irá a parar a nuestro proyecto.
¿Es Oñati un pueblo solidario?
Sí (rotundo). La gente está muy concienciada. Quizás porque hay mucho misionero y se conoce su trabajo. El saber dónde va el dinero y el que nosotros les contemos cada proyecto, les da confianza. No tenemos más que buenas palabras para los oñatiarras. La gente que colabora es fija, repite a nuestras convocatorias.
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