La empresa es fruto de las iniciativas, dificultades y éxitos de toda una saga familiar. Los orígenes se remontan al año 1864, pero la historia de la compañía actual arrancó en 1921
04.11.11 - 03:25 - MARIAN GONZALEZ OÑATI.
En ocasiones hechos luctuosos, como el fallecimiento de una persona, no llevan a profundizar en su historia. Anteayer moría Ignacio Garay, presidente de la compañía oñatiarra Hijos de Juan de Garay, y la conmoción que ha causado la noticia en la villa, nos ha llevado a acercarnos más a la historia de la empresa por la que tanto luchó y que siempre intentó mantener en Oñati.
Como en tantas otras historias del mundo de los negocios, la empresa Hijos de Juan de Garay es la historia viva de una gran familia de emprendedores que, durante más de un siglo y a lo largo de distintas generaciones, se han dedicado a crear empleo en la villa. Y es que aunque Garay nació oficialmente en 1921, para comprender en profundidad su verdadera esencia, sus valores y su compromiso, hay que remontarse más de 177 años atrás, a 1864, fecha en la que Cornelio Garay Zuazubiscar construyó la fábrica de fósforos que prendió la mecha emprendedora de los Garay, dando trabajo a trescientas familias. El patriarca había nacido en Aretxabaleta, pero echó raíces en Oñati y como su hijo Juan llegó a ser alcalde la villa.
La fábrica de fósforos prosiguió sus actividad hasta 1903, año en el que entró en vigor el monopolio, pasando su explotación a cargo del Estado. Pero antes vivió otro acontecimiento histórico. Y es que durante la segunda Guerra Carlista, entre 1874 y 1875, la fábrica de fósforos fue Casa Real de la Moneda, siendo establecida como tal por el pretendiente Don Carlos VII. Se trata de un hecho excepcional dado que, desde tiempos muy remotos, la moneda circundante en Gipuzkoa había sido la de Navarra o la de Castilla.
Lo cierto es que los duros de esta acuñación oñatiarra son considerados aún hoy de factura impecable, aunque su vida fue corta porque al entrar las tropas liberales el 3 de marzo de 1876 una de las primeras labores fue ordenar la destrucción de la maquinaria.
Monturas para paraguas
Si bien la fábrica de fósforos cesó su actividad con el inicio del siglo XX, el espíritu emprendedor de Cornelio se mantuvo. Fue su hijo, Juan de Garay Aguirre, quien en 1921 fundó la industria de fabricación de monturas para paraguas, única en su género en España por aquel entonces.
Tuvo que enfrentarse a grandes contratiempos para lograr su objetivo de poner en marcha esta empresa, ya que en los años que precedieron a la guerra europea, era muy difícil obtener la maquinaria y los equipos necesarios para la fabricación de las piezas del armazón del paraguas. A pesar de todos los avatares, logró su objetivo, y doscientas familias obtuvieron de esta forma trabajo.
Esta fábrica es el origen de la actual empresa que, a pesar de su gran evolución y diversificación de productos, no abandonó su actividad inicial de fabricación de monturas para paraguas y parasoles hasta 1994. Juan falleció en 1937, pero para entonces ya había dado el decisivo paso que marcaría el futuro de la empresa. Su capacidad para detectar las necesidades del mercado y su aguda visión del futuro le llevaron a construir en 1926 una fábrica destinada a la producción de tubos de acero soldado.
La fabricación de este tubo se destinó en un principio para las monturas de paraguas -en 1933 se contaba con 750 tipos diferentes de armazones-, pero pronto se extendería a otras innumerables aplicaciones.
La factoría tuvo en sus hijos Cornelio, Luis y Juan a los sucesores de la tradición familiar, al continuar la actividad fabril superando los años duros de postguerra sin abandonar en ningún momento el espíritu constante de superación que ha llevado a la empresa a situarse en primera línea de vanguardia.
Barras de acero y latón
En los años 50 y bajo la dirección de Luis (tío de Ignacio) el departamento de tubos de acero toma estratégicamente mayor importancia. Se amplían los talleres y se les dota de nuevas infraestructuras para producir tubos soldados y calibrados de precisión cada vez más demandados por la industrial del automóvil, la química y también la naval. Como dato curioso, cabe mencionar la fabricación de estructuras para el tren Talgo y la moto Lube, entre otros.
En el año 1954 se crea un nueva división de metales para la fundición de semitransformados del cobre que le convierte en líder en la producción de barras y perfiles de latón.
Durante los años 90 y principios de2000, ya bajo la batuta de Ignacio, (que ha presidido la empresa 22 años), se produce una gradual e importante ampliación de las instalaciones productivas hasta los 70.000 m2 actuales. Y en 2003 tras consolidarse la subdivisión de corte se crea un nuevo área de negocio independiente, la división de componentes tubulares para automoción.
Cabe destacar que del millón de pesetas que se facturó en 1941, se pasó a 110 millones de euros en 2006. La empresa cuenta en la actualidad con alrededor de 400 empleados, distribuidos en las dos áreas productivas, la gran mayoría en Oñati, como ha sido la filosofía de Garay a lo largo de su historia.
A estas alturas sobra decir que como sociedad familiar, la empresa local es fruto de una historia propia de iniciativas, dificultades y éxitos, que han definido muchos aspectos de su estructura y de la forma en que se plantea y se gestiona su actividad.
Con el tiempo sus actividades han evolucionado del ámbito nacional al internacional, superando crecientes requerimientos de competitividad, y aunque la crisis también le ha pasado factura, sigue siendo un referente de la actividad industrial oñatiarra junto a empresas como Ulma, Natra Zahor o Cegasa. Ellas son la línea vertebral del empleo oñatiarra.
Como en tantas otras historias del mundo de los negocios, la empresa Hijos de Juan de Garay es la historia viva de una gran familia de emprendedores que, durante más de un siglo y a lo largo de distintas generaciones, se han dedicado a crear empleo en la villa. Y es que aunque Garay nació oficialmente en 1921, para comprender en profundidad su verdadera esencia, sus valores y su compromiso, hay que remontarse más de 177 años atrás, a 1864, fecha en la que Cornelio Garay Zuazubiscar construyó la fábrica de fósforos que prendió la mecha emprendedora de los Garay, dando trabajo a trescientas familias. El patriarca había nacido en Aretxabaleta, pero echó raíces en Oñati y como su hijo Juan llegó a ser alcalde la villa.
La fábrica de fósforos prosiguió sus actividad hasta 1903, año en el que entró en vigor el monopolio, pasando su explotación a cargo del Estado. Pero antes vivió otro acontecimiento histórico. Y es que durante la segunda Guerra Carlista, entre 1874 y 1875, la fábrica de fósforos fue Casa Real de la Moneda, siendo establecida como tal por el pretendiente Don Carlos VII. Se trata de un hecho excepcional dado que, desde tiempos muy remotos, la moneda circundante en Gipuzkoa había sido la de Navarra o la de Castilla.
Lo cierto es que los duros de esta acuñación oñatiarra son considerados aún hoy de factura impecable, aunque su vida fue corta porque al entrar las tropas liberales el 3 de marzo de 1876 una de las primeras labores fue ordenar la destrucción de la maquinaria.
Monturas para paraguas
Si bien la fábrica de fósforos cesó su actividad con el inicio del siglo XX, el espíritu emprendedor de Cornelio se mantuvo. Fue su hijo, Juan de Garay Aguirre, quien en 1921 fundó la industria de fabricación de monturas para paraguas, única en su género en España por aquel entonces.
Tuvo que enfrentarse a grandes contratiempos para lograr su objetivo de poner en marcha esta empresa, ya que en los años que precedieron a la guerra europea, era muy difícil obtener la maquinaria y los equipos necesarios para la fabricación de las piezas del armazón del paraguas. A pesar de todos los avatares, logró su objetivo, y doscientas familias obtuvieron de esta forma trabajo.
Esta fábrica es el origen de la actual empresa que, a pesar de su gran evolución y diversificación de productos, no abandonó su actividad inicial de fabricación de monturas para paraguas y parasoles hasta 1994. Juan falleció en 1937, pero para entonces ya había dado el decisivo paso que marcaría el futuro de la empresa. Su capacidad para detectar las necesidades del mercado y su aguda visión del futuro le llevaron a construir en 1926 una fábrica destinada a la producción de tubos de acero soldado.
La fabricación de este tubo se destinó en un principio para las monturas de paraguas -en 1933 se contaba con 750 tipos diferentes de armazones-, pero pronto se extendería a otras innumerables aplicaciones.
La factoría tuvo en sus hijos Cornelio, Luis y Juan a los sucesores de la tradición familiar, al continuar la actividad fabril superando los años duros de postguerra sin abandonar en ningún momento el espíritu constante de superación que ha llevado a la empresa a situarse en primera línea de vanguardia.
Barras de acero y latón
En los años 50 y bajo la dirección de Luis (tío de Ignacio) el departamento de tubos de acero toma estratégicamente mayor importancia. Se amplían los talleres y se les dota de nuevas infraestructuras para producir tubos soldados y calibrados de precisión cada vez más demandados por la industrial del automóvil, la química y también la naval. Como dato curioso, cabe mencionar la fabricación de estructuras para el tren Talgo y la moto Lube, entre otros.
En el año 1954 se crea un nueva división de metales para la fundición de semitransformados del cobre que le convierte en líder en la producción de barras y perfiles de latón.
Durante los años 90 y principios de2000, ya bajo la batuta de Ignacio, (que ha presidido la empresa 22 años), se produce una gradual e importante ampliación de las instalaciones productivas hasta los 70.000 m2 actuales. Y en 2003 tras consolidarse la subdivisión de corte se crea un nuevo área de negocio independiente, la división de componentes tubulares para automoción.
Cabe destacar que del millón de pesetas que se facturó en 1941, se pasó a 110 millones de euros en 2006. La empresa cuenta en la actualidad con alrededor de 400 empleados, distribuidos en las dos áreas productivas, la gran mayoría en Oñati, como ha sido la filosofía de Garay a lo largo de su historia.
A estas alturas sobra decir que como sociedad familiar, la empresa local es fruto de una historia propia de iniciativas, dificultades y éxitos, que han definido muchos aspectos de su estructura y de la forma en que se plantea y se gestiona su actividad.
Con el tiempo sus actividades han evolucionado del ámbito nacional al internacional, superando crecientes requerimientos de competitividad, y aunque la crisis también le ha pasado factura, sigue siendo un referente de la actividad industrial oñatiarra junto a empresas como Ulma, Natra Zahor o Cegasa. Ellas son la línea vertebral del empleo oñatiarra.
DATOS
1864-1903: Fabricación de fósforos.
1874-1875: Acuñación de monedas.
1921-1994: Monturas para paraguas, Moto Lube, prototipo del tren Talgo, casas prefabricadas y herraminetas varias.
1926 hasta hoy: Fabricación de tubos de acero soldado ( primera fábrica del Estado).
1954 hasta hoy: Fabricación de barras y perfiles de latón estirados y calibrados en caliente.
1955 hasta hoy: Fabricación de tubo de acero soldado de precisisón calibrado en frío.
1996 hasta hoy: Operaciones de corte, cepillado, biselado y lavado de tubo.
2002 hasta hoy: Componentes tubulares para automoción
1864-1903: Fabricación de fósforos.
1874-1875: Acuñación de monedas.
1921-1994: Monturas para paraguas, Moto Lube, prototipo del tren Talgo, casas prefabricadas y herraminetas varias.
1926 hasta hoy: Fabricación de tubos de acero soldado ( primera fábrica del Estado).
1954 hasta hoy: Fabricación de barras y perfiles de latón estirados y calibrados en caliente.
1955 hasta hoy: Fabricación de tubo de acero soldado de precisisón calibrado en frío.
1996 hasta hoy: Operaciones de corte, cepillado, biselado y lavado de tubo.
2002 hasta hoy: Componentes tubulares para automoción
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