lunes, 17 de junio de 2013

El quinto contenedor es un paso, pero el puerta a puerta es un salto





2013/06/16



«El quinto contenedor es un paso, pero el puerta a puerta es un salto»


Coherencia. Es lo que transmiten los responsables municipales de Oñati pocos días antes de la implantación del sistema puerta a puerta. Defienden que si se presentaron a las elecciones con un programa electoral y obtuvieron más del 50% de los votos emitidos, con la consiguiente mayoría absoluta en el Pleno, lo más lógico es llevar adelante aquello que plantearon por escrito.
Mikel Biain y Leire Egaña. (Gorka Rubio





Mikel Biain y Leire Egaña. (Gorka Rubio / ARGAZKI PRESS) Oñati perfila los últimos detalles antes de que se ponga en marcha el puerta a puerta. «Antes de terminar este mes», apunta Leire Egaña, la edil responsable de Medio Ambiente. Prefiere no pillarse los dedos ofreciendo una fecha concreta, si bien los preparativos ya están prácticamente terminados.



«Los cubos ya se han distribuido a los particulares y ahora estamos con los comercios», añade. «Estamos dando los últimos retoques, colocando pegatinas en los postes...», apostilla el alcalde, Mikel Biain.



El proceso para la implantación del puerta a puerta se ha prolongado durante alrededor de quince meses. «Ha habido tres fases. La primera, pedagógica, comenzó en marzo de 2012. Explicamos a la ciudadanía cuál era la problemática de los residuos, vertederos, normativas europeas, jerarquías en el tratamiento....; y por qué en nuestro programa electoral habíamos apostado por el puerta a puerta», arranca Biain. Una labor que se llevó a cabo con la colaboración de la plataforma Zero Zabor, apostilla Egaña.



La segunda fase arrancó en marzo de este año. «Nosotros, como Ayuntamiento, presentamos una propuesta sobre el sistema de recogida y la abrimos a las aportaciones de la ciudadanía: horarios, calendario, tipos de recipientes para plástico y papel...», comenta el alcalde.



«Cada portal eligió un representante para reunirse con nosotros. En Oñati hay 770 portales y asistieron 710, el 92%. Les repartíamos la información y unos cuestionarios para que marcasen sus preferencias», añade la concejal de Medio Ambiente.



Por ejemplo, existía la opción de depositar los envases ligeros y plásticos en un cubo amarillo o directamente en bolsas. O usar un cubo azul individual en cada vivienda o instalar uno común para todos los vecinos en el portal.



«También realizamos un planteamiento sobre la colocación de los postes, pero cada portal también pudo realizar sus aportaciones. Nosotros lo queremos a la izquierda, o ahí enfrente. Se presentaron unas 120 alegaciones, estuvimos tres meses analizándolas y se han modificado muchos de nuestros planteamientos iniciales. Y ya en mayo comenzó la tercera y última fase, la de la implantación del sistema», concluye Biain.



El puerta a puerta está siendo un tema polémico a lo largo y ancho de Gipuzkoa, con visos de expandirse a otros territorios como Sakana, en Nafarroa. No obstante, en los balcones de Oñati se ven muchas menos bolsas colgadas a modo de protesta que en otros pueblos, como Bergara o Legazpi.



«Creo que se hizo mucho trabajo previo, sobre todo por parte de la plataforma Zero Zabor, mucha pedagogía, incluso antes de entrar nosotros en el Ayuntamiento, en torno a la incineradora de Zubieta, sobre qué era el puerta a puerta, exposiciones... A la hora de confeccionar el programa municipal también hubo una apuesta clara», argumenta Leire Egaña.



«Los mejores resultados»



Mikel Biain subraya que «el sistema que ofrece mejores resultados, con datos contrastados, es el puerta a puerta. Otra cosa es que habiendo una gran oposición se busque una salida. Ahí está el caso de Bergara, que están analizando un sistema híbrido, o de Legazpi, donde se plantea una convivencia de seis meses».



A su juicio, estas soluciones intermedias incrementan los costes y ocupan más espacio público. Y es que afirma que otra de las virtudes del puerta a puerta es que se gana espacio público con la retirada de los contenedores.



«Nosotros no vemos ninguna razón para abandonar el puerta a puerta. En el proceso participativo hemos defendido que nuestro planteamiento era implantar un sistema de recogida selectiva obligatoria y que dentro de ello estábamos dispuestos a adoptar los cambios que se estimasen necesarios. Pero de ahí a cuestionarnos el puerta a puerta o la recogida selectiva obligatoria...», añade.



Leire Egaña considera «muy complicado» que con sistemas diferentes al puerta a puerta se alcancen cifras superiores al 60% de recogida selectiva, al menos a corto plazo. «Es clave la obligatoriedad y la individualización. Cuando cada uno deposita individualmente sus propios residuos obra con mucha mayor atención», opina.



Mikel Biain comprende que cada pueblo tiene sus propias peculiaridades y cada ayuntamiento sus propios equilibrios y juegos de mayorías. «No estamos en contra del quinto contenedor», matiza.



Es más, considera que «es un paso adecuado en la dirección correcta», pero «no es tan ambicioso como el puerta a puerta, que supone un salto. Creo que la mayoría de la gente lo ha entendido así, al menos quienes han asistido a las reuniones».



«¿Y esto era todo?»



Preguntado sobre si cree que este debate acarreará un desgaste político, el alcalde se encoge de hombros y asegura que no es algo que le preocupe. «Si es así lo asumiremos, pero al mismo tiempo estamos seguros, y tenemos los ejemplos de pueblos en los que ya está en marcha, de que la gente está contenta, o de que al menos se han espantado los fantasmas del principio».



«Estamos tranquilos y convencidos de que todo va a salir bien -insiste-, aunque también sabemos que cada vez que se produce un cambio hay fallos y problemas. Pero los arreglaremos y dentro de poco tiempo nos preguntaremos: «¿Y esto era todo?». En cierta medida está siendo surrealista».



Otro de los puntos calientes es la falta de ciertas infraestructuras, sobre todo para tratar los orgánicos. «La ciudadanía está haciendo un esfuerzo por separar, pero a nivel de Diputación...», lamenta Leire Egaña, quien aboga por incentivos económicos para las localidades que menos fracción resto envían al vertedero.



Y es que compartir siglas no equivale a pintarlo todo de rosa, aunque también asumen que tanto el organismo foral como el Consorcio de Residuos tienen «nudos que han de desatar» provenientes de la anterior legislatura, como la incineradora de Zubieta y sus contratos correspondientes.



«A nivel local estamos haciendo los deberes. Una cosa es la recogida, pero lo importante es el tratamiento. Desde el punto de la sostenibilidad, no tiene ningún sentido trasladar residuos más de cien kilómetros. Como solución de urgencia a corto plazo vale, pero hay que arreglarlo», remarca Biain.

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