SAN ANDRÉS HUBERTO FOURNET (1752-1834) nació en la aldea de Saint Pierre de Maillé, en Poitiers, Francia, en el seno de una familia burguesa de clase media.
Durante toda su niñez, Andrés Huberto fue lo que hoy llamaríamos un niño hiperactivo. Era travieso y sumamente inquieto, y en la escuela fue reprendido varias veces sin resultado. Ni castigos ni amenazas conseguían hacerlo desistir de su rebeldía.
Al no concluir satisfactoriamente sus estudios, San Andrés Fournet tuvo también una juventud relativamente licenciosa; incluso se enroló en el ejército, aunque pronto descubrió que la carrera militar no era para él.
Sintiendo su vida vacía, acudió con un tío suyo que era sacerdote y seguro también un buen hombre de Dios, pues fue capaz de convencer a su sobrino de que ingresara al seminario y se ordenara.
Así, San Andrés Huberto Fournet fue nombrado sacerdote, y a poco fue adscrito a la parroquia de Maillé, su aldea natal. No obstante, a pesar de vestir los hábitos continuó llevando una vida obsequiosa, codeándose con las gentes más ricas de la región.
Cierto día tuvo un encuentro con un mendigo, que para él resultaría trascendental. El indigente pidió un poco de comida, la cual le fue negada a pesar de que se estaba preparando un opíparo banquete.
Esta escena fue la que colocó finalmente a San Andrés Fournet en el camino de la santidad, pues a partir de ahí comenzó a hacer efectivos sus votos de pobreza, y dedicó plenamente su vida al servicio de los más necesitados.
En 1792 se desató la Revolución Francesa, lo cual desencadenó también una terrible matanza de sacerdotes y de religiosos. Tras mil peripecias, San Andrés Huberto consiguió huir a España, donde permaneció varios años. Fue hasta la muerte de Robespierre que pudo regresar a su querida parroquia.
Junto con Santa Isabel Bichier fundó la Comunidad de Hermanas de la Santa Cruz, llamadas también Hermanas de San Andrés, de la cual fue director espiritual vitalicio. Su misión era la de ofrecer protección para los pobres y los enfermos.
En 1933, San Andrés Huberto fue canonizado por el papa Pío XI.
SAN ANDRÉS HUBERTO FOURNET nos enseña que por medio de la voluntad y de la fe es posible revertir una infancia problemática hacia una vida de bien
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