El cristal proporciona sensación de amplitud. Es un material muy apreciado en balcones y terrazas, ya que integra los espacios en la vivienda sin sacrificar la luminosidad ni las vistas. Además, protege de las inclemencias del tiempo, la entrada de polvo y la polución.
Existen diferentes tipos de cerramientos. Los más frecuentes son fijos y móviles. Estos últimos están reservados, en su mayoría, para balcones amplios y otros espacios como patios y galerías. Se colocan en los techos, con perfiles sobre los que se apoyan las placas de vidrio. También se puede optar por otros materiales más ligeros como el policarbonato y el metacrilato, aunque este último presenta un riesgo mayor de rotura.
Apertura manual o automática
La movilidad de las placas permite que la cubierta se abra o se cierre según las necesidades. En general, las condiciones del exterior determinan su uso. Con los techos móviles se regula la entrada de aire y de los rayos de sol, a la vez que se aísla la vivienda de la lluvia y del viento.
Cuando sea manual, las manillas deben estar en una ubicación accesible
La apertura de las placas se realiza de manera manual o automática. La elección del sistema es fundamental. Cuando sea manual, hay que asegurarse de que las manillas se encuentran en una ubicación accesible, mientras que los sistemas automáticos han de garantizar el cierre en caso de que los automatismos fallen.
En cuanto a la estructura, conviene engrasarla al menos una vez al año, nunca hay que manipular el motor que desplaza el techo y tampoco se debe subir a la cubierta para limpiarla. La estructura está fabricada para soportar su propio peso.
Montaje
Los techos móviles se caracterizan por la facilidad en el montaje. No es necesario realizar obras, sino que las guías se colocan en seco sobre la pared. Es importante asegurar el ajuste de todas las piezas para conseguir un buen aislamiento térmico y acústico.
Disponen de sistemas de canalización y recogida de agua
La estanqueidad de la estructura permite la instalación de sistemas de canalización y recogida de agua. De hecho, las propias guías cuentan con estos canales, que llevan el agua hacia el exterior de la cubierta, donde conectan con otro canal que llega hasta el desagüe.
Existen diferentes tipos de cerramientos. Los más frecuentes son fijos y móviles. Estos últimos están reservados, en su mayoría, para balcones amplios y otros espacios como patios y galerías. Se colocan en los techos, con perfiles sobre los que se apoyan las placas de vidrio. También se puede optar por otros materiales más ligeros como el policarbonato y el metacrilato, aunque este último presenta un riesgo mayor de rotura.
Apertura manual o automática
La movilidad de las placas permite que la cubierta se abra o se cierre según las necesidades. En general, las condiciones del exterior determinan su uso. Con los techos móviles se regula la entrada de aire y de los rayos de sol, a la vez que se aísla la vivienda de la lluvia y del viento.
Cuando sea manual, las manillas deben estar en una ubicación accesible
La apertura de las placas se realiza de manera manual o automática. La elección del sistema es fundamental. Cuando sea manual, hay que asegurarse de que las manillas se encuentran en una ubicación accesible, mientras que los sistemas automáticos han de garantizar el cierre en caso de que los automatismos fallen.
En cuanto a la estructura, conviene engrasarla al menos una vez al año, nunca hay que manipular el motor que desplaza el techo y tampoco se debe subir a la cubierta para limpiarla. La estructura está fabricada para soportar su propio peso.
Montaje
Los techos móviles se caracterizan por la facilidad en el montaje. No es necesario realizar obras, sino que las guías se colocan en seco sobre la pared. Es importante asegurar el ajuste de todas las piezas para conseguir un buen aislamiento térmico y acústico.
Disponen de sistemas de canalización y recogida de agua
La estanqueidad de la estructura permite la instalación de sistemas de canalización y recogida de agua. De hecho, las propias guías cuentan con estos canales, que llevan el agua hacia el exterior de la cubierta, donde conectan con otro canal que llega hasta el desagüe.