martes, 5 de octubre de 2010

Adiós a ritmo de disfraz.


Personajes inspirados en filmes de fantasía o ficción, músicos, bañistas y, sobre todo, imaginación y diversión, despidieron ayer las fiestas de Oñati.


LOS oñatiarras demostraron ayer que la imaginación y el buen humor son dos de sus grandes aliados. Las calles de la villa se transformaron en una colorista pasarela de disfraces sobre la que desfilaron todo tipo de atuendos: desde los clásicos vaqueros, piratas o mejicanos hasta leones, zombis, aviadores, bañistas de época o una cuadrilla de sanfermineros. Y a todo este popurrí de máscaras también se sumaron las inspiraciones en personajes de fantasía y ficción, entre ellos, Walt Disney al completo con la diabólica Cruella de Vil y sus dálmatas, Peter Pan, Mickey y Minnie; la familia Picapiedra o las criaturas azules del filme Avatar.

Niños, jóvenes y adultos se metieron en su papel, y como no podía ser de otra manera, lo hicieron con los bártulos a cuestas. A la puesta en escena no le faltó detalle: música en directo, un jardín portátil, vestuarios, un castillo, un carromato... Los oñatiarras se esforzaron, una vez más, en despedir el maratón festivo por todo lo alto. Las variopintas indumentarias fueron tomando poco a poco las calles en una mañana que amaneció con lluvia, pero que en el momento cumbre, al mediodía, tendió una tregua y cedió paso al sol.

Los disfraces cogieron, así, el relevo de los trajes de baserritarres del Herri Eguna y volvieron a convertir el día de ayer en uno de los preferidos de las fiestas que arrancaron el pasado 28 de septiembre. La Bixamon de Rosario dio la talla. Ahora es tiempo de hacer balance y de regresar a la rutina diaria.
N.D.GIPUZKOA.

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