jueves, 7 de junio de 2012

Dauphiné.Markel Irizar.

Markel Irizar voló por encima de Ricardo García


El oñatiarra temía haberse roto el escafoides al caerse en el Dauphiné



07.06.12 - 02:18 - BENITO URRABURU
SAN SEBASTIÁN.
«Bastante suerte he tenido. Podía haber sido mucho peor». Markel Irizar seguía acelerado cuando hablamos con él. Los médicos estaban valorando el estado de su muñeca tras la caída sufrida a 150 metros de la meta, con el pelotón lanzado en el sprint de la etapa de ayer del Dauphiné.


En un principio pensaron que podía tener roto el escafoides, con lo que la posibilidad de acudir con su equipo, RadioShack, al Tour se esfumaba de forma definitiva. Más tarde se descartó esa posibilidad, aunque Markel no estaba muy tranquilo puesto que esa rotura es muy traicionera y puede aparecer al cabo de unos días, cuando baje la inflamación.

La etapa la ganó el noruego Edvald Boasson Hagen, y lo más llamativo de una jornada anodina, en la antesala de la contrarreloj por equipos, fue una escapada de 162 kilómetros en la que estuvieron Egoi Martínez (Euskaltel-Euskadi) y Luis Maté (Cofidis), por un lado, y esa espectacular caída en la que Irizar no pudo evitar a Ricardo García (Euskaltel).

«No le he podido esquivar. He tenido tiempo de frenar, pero no me ha servido para nada. Me lo he encontrado delante y me lo he tragado. Yo me había dejado ir después de trabajar con Popovych para llevar bien colocado a Tony Gallopin, que se metió en el sprint, y me encontré a Ricardo García en el suelo. El único golpe que tengo es el de la muñeca. En el resto del cuerpo no tengo nada», nos explicaba.

La primera impresión del estado de su muñeca no fue muy positiva: «Me dolía mucho y en un primer momento me hablaron de fractura, pero luego la descartaron». Cuando hablamos con él esa posibilidad había quedado prácticamente descartada, aunque Markel no las tenía todas consigo. «¡Vaya manera más tonta de tener una caída!», se lamentaba el oñatiarra.

El alavés Ricardo García no tuvo su día. Se intentó meter en el sprint, tocó la valla, rebotó y se fue el suelo, lo que provocó la caída. Antes ya había tenido otra. Mala suerte. Le cerraron contra la valla y no tuvo muchas opciones de mostrar su punta de velocidad. Al igual que Markel tuvo suerte porque a pesar de lo que se pudo apreciar, la bicicleta salió por el aire, sólo tiene rasguños por todo el cuerpo, con molestias más acusadas en la muñeca izquierda, aunque las primeras exploraciones descartaban la rotura.

Tanto él como Markel Irizar podrán seguir en carrera, salvo complicaciones de última hora.

Euskaltel-Euskadi, que no gana para sustos en este Dauphiné Liberé, llevan unas cuantas caídas en tres días, tuvo al menos una pequeña alegría: Samuel Sánchez entró con el grupo principal, a pesar de los dolores que tiene en el lado izquierdo de su cuerpo y en la espalda, que le siguen creando problemas encima de la bicicleta.

Hoy, con una contrarreloj de 53,5 kilómetros, muy rompepiernas, puede tener más problemas para rodar en condiciones, a la espera de las tres últimas etapas en las que habrá un buen número de puertos y mucha dureza. Euskaltel-Euskadi se merece una alegría después de tantos problemas en el Dauphiné.

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