lunes, 3 de enero de 2011

LOS NIÑOS PERDIDOS.VICTOR GONZALEZ.

Todos los niños japoneses son buenos. Eso se les nota enseguida, no hay más que verles la cara. Lo malo es que se pierden a menudo. Cuando alguien encuentra un niño perdido en Tokyo, debe llevarlo enseguida a la Oficina de Objetos Perdidos y dejarlo allí hasta que vayan a reclamarlo sus padres. Los niños esperan pacientemente en la oficina todo el tiempo que haga falta y no protestan, ni se quejan.




La Oficina de Objetos Perdidos de Tokyo es enorme. Es la más grande del mundo y tiene cuatro pisos, uno de ellos dedicado en exclusiva a los niños perdidos. Es una oficina bien organizada, pero hay tantos y tantos niños que los padres que van en busca de su hijo muchas veces acaban llevándose otro distinto, porque se cansan de buscar. Pueden pasar días si quieren verlos a todos.




Un niño perdido famoso fue Ta-Kao. Pasó tanto tiempo en la Oficina sin que nadie fuera a reclamarlo que al final se quedó a vivir allí y llegó a ser el gerente. Otro caso bien conocido en todo el Japón fue el de Gong-Li, una niña de seis años que se perdía todos los jueves a las cinco. Esta niña llegó a tener su propio programa de televisión: “Encontrad a Gong-Li”, un concurso muy popular que se mantuvo en antena con gran éxito durante años.




Pero sin duda, la historia más extraordinaria de cuantas se tiene noticia en la Oficina de Objetos Perdidos de Tokyo es la del Niño Duplicado. Ocurrió en 1998. Unos padres estaban pasando el fin de semana con su hijo en un parque de atracciones y lo perdieron. Desolados, cogieron un taxi inmediatamente, fueron a la Oficina de Objetos Perdidos y para alegría de ambos lo encontraron allí sano y salvo. Pero sorprendentemente el niño no estaba solo: tenía un hermano gemelo que era exacto a él.




Los padres estaban atónitos. Siempre habían creído que su hijo era único. Llamaron a todos sus familiares para que fueran a ver aquello. Enseguida se presentaron los abuelos, los tíos, primos, primas y otros parientes más lejanos. Incluso se acercó hasta allí el jefe del padre, que era un alto directivo de Sony y siempre estaba muy ocupado. Todos comprobaron con asombro que, efectivamente, los niños eran gemelos idénticos. Hasta tenían el mismo nombre.




A raiz de aquello hubo una investigación judicial que trascendió al terreno político. El caso fue primera plana en la prensa durante varios meses y el ministro del interior tuvo que dimitir por presiones. El propio Ta-Kao, por entonces director de la Oficina fue destituido, acusado de DIOP (Duplicación Irresponsable de Objeto Perdido), aunque este extremo nunca pudo probarse del todo. Al final los padres acabaron por llevarse ambos niños a casa. Y los abuelos quedaron encantados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario