viernes, 24 de febrero de 2012

El hallazgo del león cavernario de Oñati



IÑAKI ZUBELDIA, UNO DE LOS DESCUBRIDORES EN 1966 DEL ESQUELETO DEL ANIMAL DE LA CUEVA DE ARRIKRUTZ , RELATARA LA HISTORIA EL 3 DE MARZO



LA historia que recoge este reportaje invita al lector a embarcarse en un viaje repleto de formas cristalinas logradas a lo largo de miles de años. La magia del mundo subterráneo. Corría el año 1966 y dos jóvenes aficionados a la espeleología, el ikaztegietarra Iñaki Zubeldia y el vallisoletano Jesús Manuel Maroto, vivieron una aventura difícil de olvidar. Lo que tuvo de "angustiosa" -estuvieron perdidos durante más de doce horas en el complejo entramado kárstico de Arrikrutz (Oñati)-, lo tuvo también de provechosa. Y es que no todos los días uno encuentra el esqueleto de un león cavernario, el único ejemplar al completo hallado en la península.



Los detalles sobre este asombroso descubrimiento serán el hilo conductor de la narración que el propio Zubeldia protagonizará el próximo 3 de marzo en Arrikrutz, a partir de las 16.00 horas. La sesión se acompañará de una visita guiada en la que si se supera el número de asistentes previstos, "tendrán preferencia los niños y jóvenes", señalan desde la organización. La cita se enmarca dentro de la tercera edición del Día de las Cuevas del Pirineo y de la Cornisa Cantábrica.



"Arrikrutz nos cautivaba por su belleza. Solíamos entrar en la cueva pero nunca llegábamos a nuestro objetivo, que era la sala Aranzadi, que es enorme y de cuya existencia sabíamos por los planos y libros", explica el escritor Iñaki Zubeldia.



Esta gruta, que forma parte del sistema kárstico de Gesaltza-Arrikrutz, es un complicado conjunto de galerías y salas distribuidas en seis niveles que suman quince kilómetros de recorrido topografiados por el Aloña Mendi Espeleología Taldea durante más de medio siglo. Las visitas para el público transcurren por unos 500 metros de cómodas pasarelas a través de la Galería 53, situada en el sector oriental del macizo de Aizkorri.



Zubeldia y Maroto eran por entonces dos jóvenes estudiantes del Seminario de Arantzazu. Su pasión por descender a las profundidades de la Tierra les llevó a pedir a los frailes que les dejarán disfrutar de unas horas más de distracción. "Teníamos tres horas de recreo los jueves y domingos y le pedimos al padre maestro seis horas. Accedió pero con la condición de que estuviésemos de vuelta a las 20.00 horas para cantar en el coro", recuerda Zubeldia.



Para afrontar su aventura subterránea fabricaron antorchas caseras con las velas de la basílica. Se adentraron en las entrañas de Arrikrutz, entre superficies tapizadas de estalactitas, coladas, columnas, gours, excéntricas..., que provocan todo un juego de luces y sombras, sensaciones, colores y olores. Atravesaron El Bosque de las Maravillas, las galerías activas, fósiles y "seguimos avanzando sin darnos cuenta hasta la sala Aranzadi", relata Zubeldia sin perder el más mínimo detalle.



SIN SALIDA Y EL RESCATE



En la Galería del León



En el camino de regreso tomaron el rumbo equivocado y desembocaron en la Galería del León. "Nos encontramos con el esqueleto que en un principio pensamos que era de un oso cavernario ya que en Aizkirri hubo muchos", expone el escritor ikaztegietarra. Les quedaban solo dos horas para volver al santuario y estaban en un callejón sin salida. "¿No habrá habido algún desprendimiento y nos hemos quedado encerrados?", se preguntaron.



Se encontraban a tres kilómetros y medio de la entrada, en un lugar completamente oscuro, con un silencio sepulcral y muchísimo frío. "Nos pusimos nerviosos, nos invadió la angustia e incluso empezamos a tener alucinaciones acústicas; queríamos dormir para despejar la mente pero era imposible", indica Zubeldia sobre este episodio de su vida en el que "me vi en el otro mundo".



"A las 5.30 horas de la mañana oímos ruidos. De pronto vimos a siete u ocho tíos que venían en nuestra búsqueda y emprendimos la vuelta", prosigue la minuciosa descripción de los hechos. "Luego nos enteramos que los frailes habían mandado tres expediciones y que uno de los padres maestros había ido con el viático y la extremaunción", rememora.



Una vez en el convento, el ikaztegietarra seguía obsesionado "con el bicho". Organizaron otra salida donde arrancaron al animal una muela que enviaron al paleontólogo Jesús Altuna, que corroboró la peculiaridad del descubrimiento. Pasaron "casi dos años" hasta sacar las piezas del esqueleto del león cavernario -acondicionaron la salida que ahora está cerrada con un hierro en Jaturabe-, que tras los estudios técnicos realizados por Altuna se concluyó que tiene "3,80 metros de largo y una antigüedad de 35.000 años".



La osamenta original, la única encontrada al completo en la península y por aquel entonces la tercera de Europa (más tarde se localizaron otras dos), se encuentra en el Centro de Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleontológicos de Intxaurrondo (Donostia). En Arrikrutz, una réplica descansa en el suelo, mientras que una reconstrucción de la fiera a tamaño natural acecha a los visitantes (una media de 18.000 a 20.000 anualmente).



Esta experiencia ha sido para Zubeldia "la más fuerte" y reconoce que, incluso, durante muchos años la tuvo "casi en secreto". Pero ahora, además de contárselo a sus nietos, este inusual hallazgo da contenido a los encuentros literarios que Zubeldia, autor de numerosas obras de literatura infantil y juvenil, dirige por los centros escolares dentro del programa Idazleak ikastetxeetan del Gobierno Vasco.



En Oñati, por contra, no ha tenido la ocasión de contar esta apasionante historia. Así que la cita del 3 de marzo será una gran oportunidad para conocer los entresijos de este gran tesoro de la joya subterránea de Arrikrutz. "Cuando acabo el relato muchos me preguntan: ¿Cuánto cobrasteis? Bastante tuvimos con sacar el animal, ponerlo en manos de la ciencia, y contentos de haber salido vivos", sentencia sonriente.



OCHO GRUTAS 'HERMANAS'



El 4 de marzo un día especial



El 4 de marzo se celebrará el III Día de las Cuevas en las que participan ocho cavidades hermanadas: Sorginen Lezea (Zugarramurdi), Ikaburu (Urdax Urdazubi), Mendukilo (Astitz), en Navarra; Sara, en Lapurdi; Arrikrutz, Ekainberri (Zestoa), en Gipuzkoa; y Pozalagua y Kobenkoba (Karrantza), en Bizkaia. En esa jornada se ofertarán descuentos y actividades especiales para animar al público a explorar el mundo del subsuelo. Las entradas valdrán la mitad y se entrará a formar parte de un sorteo de un fin de semana en la localidad lapurtarra de Sara.

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