27.02.13 - 00:06 - MARIAN GONZALEZ | DIARIOVASCO.COM |
Eusebi, Donelia, Anttoni, Inés y Fermina tienen dos nuevos amigos en el Centro de Día. Se llaman Lur y Rosi, y son dos golden retriever, de tres y quince meses respectivamente, con los que han hecho muy buenas migas. Los siete demostraron ayer que las sesiones de terapia canina que lleva a cabo la educadora Ainhoa Billar en el marco de una experiencia piloto impulsada por el Ayuntamiento, está siendo muy positiva. «Creemos que es una forma de ofrecer una terapia complementaria rompiendo la monotonía -explicó el alcalde Mikel Biain-. Ya se conocía la gran labor que realizan algunos animales, como los perros de asistencia, en el acompañamiento y el apoyo de personas con discapacidad motora y visual. Ahora estos animales están también demostrando ser un gran aliado en la intervención terapéutica con muchos colectivos, como ayuda para alcanzar unos mejores resultados, así que al conocer el trabajo que desarrollaba Ainhoa nos pusimos en contacto con ella». La adiestradora y educadora canina oñatiarra destacó que estas terapias se llevan a cabo en coordinación con el personal sanitario del Centro Día. «Nos dicen los objetivos que quieren alcanzar y los perros consiguen que los pacientes hagan ejercicios de memoria, movilidad, o socialización mediante el tacto, entre otros, y mejoren su funcionamiento físico, social, educacional, emocional y cognitivo. Se trata de introducir la figura del animal, en este caso el perro, para que sirva de estímulo a los pacientes y poder colaborar con los tratamientos que ya les aplican los fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y psicólogos», explicó Billar. Ainhoa realizó el primer curso de adiestramiento y conducción de animales hace cuatro años y desde entonces no ha parado de formarse. Los perros son su pasión y eso se nota, así que no es extrañar que se haya especializado en ellos. Además de en el Centro de Día oñatiarra, ofrece terapias con perros en el Hospital Aita Menni de Arrasate, y actividades asistidas con niños en Urgaiñ, la escuela pública oñatiarra. En el centro educativo ofrece clases de una hora diaria que permiten a los grupos trabajar miedos, vergüenzas, hiperactividad... de una manera indirecta. En el caso de los ancianos, aborda una terapia asistida con unos objetivos ya determinados, lo que no impide que la sesión parezca un juego y los ancianos disfruten de ellas. Actividades variadas Ayer, pese a la nieve y el frío, uno de los grupos del Centro de Día no quiso perderse la sesión, las caricias y juegos de sus nuevos amigos. Así, Eusebi con esa sonrisa perenne en el rostro, consiguió que Lur se convirtiese por unos instantes en campanero, y le dedicase un buen número de caricias y arrumacos. Donelia bañó con un jabón en seco a una complaciente y agradecida Rosi, y Anttoni se dio un paseo por las instalaciones del centro con Lur, que ayer estaba especialmente juguetón con Inés, que le montó un aro por el que el obediente y cariñoso can saltó después como si de un espectáculo circense se tratase, mientras Fermina peinaba con cuidado a la benjamina, a la que la sesión además del cariño de sus nuevas amigas le permitió salir bien acicalada. El buen hacer de los perros y las palabras amables y estimulantes de Ainhoa hicieron que la quincenal sesión se cerrase con un excelente sabor de boca para unos y otros. «¿Cuándo vendréis otra vez?» preguntaba Eusebi, resumiendo así el sentir general del grupo, que pese a la presencia de cámaras y de que hubiera más público del habitual, disfrutó de la sesión. La psicóloga del centro, Maria José Nova, destacó las mejoras apreciadas en algunos pacientes desde que se puso en marcha el programa, «sobre todo a nivel de memoria y reactividad. Intentamos que sean grupos homogéneos a nivel cognitivo porque no todos tienen las mismas necesidades físicas o emocionales», explicó. Lo que está claro es que las terapias caninas permiten establecer mecanismos de comunicación no verbal que activan la imaginación y la percepción sensorial. El tan solo hecho de acariciar al perro, provoca relajamiento lo cual a su vez conduce a una disminución de la presión arterial, al tratar de acariciarles realizan movimientos con las manos y los brazos, así que inconscientemente se estiran y mueven las articulaciones. Además, según los especialistas, se reduce la agresividad, se eleva la motivación y la atención al entorno inmediato, aumenta la interacción social y al profesional de la salud le permite conectar más fácilmente con el paciente. En definitiva se trata de mejorar la calidad de vida de los usuarios del Centro de Día utilizando los perros como herramienta y canal para apoyar la tarea socioeducativa y psicosocial del profesional. En la actualidad el centro oñatiarra, que cuenta con 25 plazas, está haciendo gestiones con la Diputación para disponer de cinco más, y permitir así a más familias conciliar su vida laboral ( atiende de 8.30 a 18.00 horas) con la atención de sus mayores en el hogar.
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