Sé amable contigo mismo.
Trátate a ti mismo con la misma consideración y cuidado que pones en la relación con los demás. Si te esmeras en ser respetuoso incluso con personas que no conoces mucho, ¿cómo no vas a serlo con más motivo contigo, que te conoces de siempre?
Te mereces un trato afectuoso contigo mismo, permitirte momentos de descanso sin exigirte constantemente que tu tiempo sea productivo. Hacer algo que te relaja como leer o escuchar música es tan necesario como recoger la casa al volver del trabajo.
Si quieres no pensar mal de los demás para, así, librarte de la negatividad de pensamiento, ¿cómo no vas a cultivar esa actitud contigo mismo? Deja de pensar mal de ti, cuando no te salen bien las cosas o no consigues, a pesar de tus esfuerzos, alcanzar lo que deseas. Sé benevolente y comprensivo contigo.
Deja de decirte constantemente lo que deberías hacer o conseguir, de la misma manera que no estás todo el rato hablando así a las personas que quieres; cuando estas se encuentran mal, las dejas tranquilas y aprovechas para decirles todo lo que valoras de ellas, como una forma de aumentarles el ánimo. Haz lo mismo contigo en tus horas bajas, háblate con cariño y valórate.
Sé que hacer esto no siempre es fácil porque cuando estamos en la espiral de la negatividad o el desánimo no nos damos cuenta de ello hasta pasado un tiempo. No importa, cuando te des cuenta de que estás montada en la “noria mental” (esa que no va a ningún sitio y te deja en el mismo punto ansioso del comienzo), entonces cambia tu discurso interno y dite palabras amables.
“Comprendo mi preocupación por el trabajo pero quiero valorar el esfuerzo que hago por salir adelante. Intento hacer las cosas lo mejor que puedo y eso me tiene que servir para estar tranquila conmigo misma y dejar de machacarme”
Deja de analizar todos tus comportamientos y de juzgarte desaprobando lo que haces; deja de hacer un Juicio diario contigo en el que tú mismo eres el juez y el fiscal a la vez… y el abogado se ha ido de vacaciones; así siempre sales perdiendo. Si no lo haces con los que te rodean y quieres ¿por qué lo haces contigo?
Ser amable con uno mismo es un principio básico para tener una buena autoestima. Y además, si tanto te preocupas por los demás antes que por ti misma ¿no crees que tratándote a ti con más cariño estás más capacitada para ayudar mejor a los que te rodean? Cuanto mejor te trates más amor darás a los demás.
Caminamos…Belén Casado Mendiluze
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