El libro del 50 aniversario del Aloña y una animada comida han puesto el broche de oro a todo un año de celebraciones
170 comensales disfrutaron ayer en Zubikoa de una animada comida, ocasión para revivir viejos tiempos y comentar el libro y las fotos, maillots, cartelería y publicaciones que lucen estos días los comercios. / MARIAN |
- MARIAN GONZALEZ
- OÑATI
Resumir no solo la historia, también la prehistoria ciclista del Aloña en un libro no es fácil, y menos aún condesarla en una charla. Pero tanto Eneko Azurmendi, autor de '50 urte, 1966-2016', como Imanol Arkauz, 'alma máter' del proyecto, y maestro de ceremonias de la presentación, pueden estar satisfechos. El acto fue toda una lección de historia salpicada de anécdotas, recuerdos y reconocimientos a todos los que han colaborado en alimentar y mantener viva la llama txirrindulari en Oñati.
Desde el otorrino Luis Olalde que en 1895 paseó el primer velocípedo por la calles; a Luis Arenaza, que abrió un establecimiento de bicis en 1898 para dar servicio a los estudiantes de la antigua universidad, pasando por el taller de Lucio Errasti que desde los años 50 hasta que se jubiló en 1985 fue lugar de peregrinación de los bicicleteros.
Hubo también referencias a las primeras carreras, allá por 1909, y al equipo ciclista creado en 1922 con Nicolás Alzelai y Benito Ayastui a la cabeza. A aquel primer Aloña le sucedió en la organización de pruebas Oñate Sport y luego la sociedad Txantxiku Txoko, que convirtió Oñati en un referente internacional, y en 1953 organizó el Campeonato del Mundo de Ciclocross.
Mención especial merece también la Subida Ciclista a Aranzazu, que celebró su primera edición en 1935, y en 1947 fue testigo de cómo un jovencísimo Loroño, agobiado por el calor, se descalgaba de la bici en Sindika y lograba la victoria subiendo los últimos metros con la bici en mano. Precisamente esta carrera marcó hace cinco décadas el despegue de la época moderna del Aloña, de su nacimiento en el seno club deportivo, al amparo de la sede social inaugurada en 1966.
Aquella primera directiva txirrindulari, capitaneada por Luis Mari Etxeberria, tenía ya una dilatada experiencia organizando pruebas, sembrada en el seno del Txantxiku Txoko y se embarcó en la tarea de resucitar la pasión txirrindulari. Empezó a escribir la historia oficial de un club que en 1975 conquistaría con Mariano Altube el campeonato de España de Ciclocross, en 1976 sacó su primer equipo cadete, al año siguiente de juveniles, y en 1983, se independizó de la escuela del Alto Deba y formó la suya propia.
Mucho ha llovido desde entonces, con los inevitables altibajos, pero el Aloña puede presumir de una excelente salud y de una rica historia que junto al glorioso pasado txirrindulari oñatiarra, ha sido recogida por Eneko Azurmendi en un libro que a partir del miércoles estará a la venta por 20 euros en Lizarralde Kirolak, Caravanas Oñate, Txokolateixia y el Aloña.
El presidente del club, Kepa Umerez, quiso agradecer el apoyo de los los 317 ciclistas que los últimos 50 años han mantenido vivo al Aloña, así como a las sucesivas directivas, directores deportivos, patrocinadores y voluntarios, porque sin ellos no hubiera habido historia. 170 se reunieron ayer a compartir recuerdos y vivencias en una comida popular en Zubikoa que tuvo al libro como eje de muchas conversiones.
Azurmendi ha logrado un ejemplar muy gráfico, en el que para romper el esquema de 'tocho' intercala entrevistas a una quincena de protagonistas (Mur, Etxebarria, Irurzun, Biain, Lizarralde, Alonso, Odriozola, Irizar, Baños,...) y temas relacionados con el ciclismo ( la formación del equipo Zahor, la Vuelta al País Vasco en Oñati, el ciclocross, los equipos de aficionados...) con distintos pasajes históricos, más de 200 instantáneas, y un minucioso listado de corredores.
Toda historia tiene momentos de gloria, los triunfos, el salto al profesionalismo de algunos de los cachorros de la cantera... y también tragos amargos, como el fallecimiento de José Carlos Lazkano en 1988 atropellado por un coche cuando entrenaba. «Ese ha sido el día más trágico y triste de nuestra historia» aseguró Arkauz. En el anecdotario quedan también el nombre de la primera ciclista femenina: Karmele Arrizabalaga, o el campeonato de España de BTT de Iban Altube.
El libro es toda una enciclopedia del ciclismo que hará disfrutar a propios y extraños. «Es un regalo para todos los oñatiarras, habéis hecho una gran trabajo» sentenció el concejal de deportes, Borja Moiua.
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