domingo, 28 de febrero de 2016

IONE ELORZA

Tres nuevas medallas mundiales para Ione

Su hija mayor Maddi, con la que posa con las medallas, le animó mucho a retomar la competición.
Su hija mayor Maddi, con la que posa con las medallas, le animó mucho a retomar la competición. / MARIAN










  • La ilusión de competir oficialmente con Euskadi, y el apoyo de la familia le han llevado a disputar su quinta cita mundial

  • Tras cuatro años retirada de la sokatira, ha regresado a la elite con una medalla de plata y dos de bronce


En Volendam (Holanda) Ione Elorza acrecentó el pasado fin de semana un palmarés sin parangón en el deporte oñatiarra, y ha demostrado que pese a los cuatro años que ha estado alejada de la sokatira, tiene cuerda para rato.
Junto al Badaiotz, el club alavés que le inyectó la pasión por el deporte rural en una ambiente de cuadrilla, acaba de volver a conquistar la medalla de plata mundial en la categoría de 500 kilos. Pero lo que más ilusión le ha hecho son los dos bronces que ha ganado con la selección, compitiendo por primera vez oficialmente en el campeonato mundo bajo el nombre de Basque Country. En sus anteriores comparecencias (atesora un total diez medallas en cinco mundiales) Euskadi no estaba reconocida como miembro de pleno derecho de la Federación Internacional.
Ione dejó la sokatira en 2012 tras ganar en Peth (Escocia) el oro en 500 y la plata en 540 kilos. Qué mejor despedida que un campeonato mundial, pensó. Los dolores de espalda que acarreaba por una lesión muy fastidiosa, y las obligaciones laborales y familiares hicieron que decidiese dejar la goma. Ya lo había hecho tras el doblete mundial (dos preseas de oro) que logró en 2002, entonces por la maternidad. Pero como dice el refranero «la cabra tira al monte», y la llamada este otoño del entrenador Jon Lapazaran a varias veteranas con el reclamo de poder competir con Euskadi, junto a al apoyo de la familia, en especial de su hija Maddi (que dice que quiere seguir los pasos de su madre), le han vuelto a poner en la elite mundial .
Ganó la primera medalla en un campeonato del mundo en el año 2000, con 25 años, y ahora tiene 41, pero no es la más veterana de Badaiotz, integrado por mujeres de entre 25 y 46 años unidas por su pasión por la sokatira. De cara al futuro prefiere no hacer planes «porque ya he dicho varias veces que me jubilo y mira. Toca disfrutar del momento», señala.
Mucha gente cree que para practicar este deporte hay que tener mucha fuerza, pero lo importante es la técnica, sujetar la cuerda entre las costillas y la cadera y aguantar. «Hay que hacer fuerza pero no una fuerza brutal -relata-. Es muy importante la coordinación, la compenetración del grupo, la resistencia: tirar a la vez y aguantar».
Algunos se sorprenden de que practique sokatira por su delgadez, pero ella no es una excepción, y además hace bueno el dicho de que más vale maña que fuerza. «Entre las ocho no podemos superar los 500 kilos, así que en la previa de los campeonatos hay que cuidarse mucho. Yo he tenido que adelgazar para llegar bien a Holanda», comenta.
Para alguien que se ha colgado ya tres oros, los otros metales pueden no llenar tanto, pero Ione está feliz. Le ha hecho mucha ilusión volver al podio «por lo que supone hacerlo con la camiseta de Euskadi y tras estar cuatro años retirada. La verdad es que no las tenía todas conmigo, pero en casa me apoyaron mucho, y al final dije que si. «A mi hija mayor Maddi, que tiene 10 años, le hacia especial ilusión, me animó mucho, al igual que la benjamina Haizea», relata.
Ambas están muy orgullosas de su amatxo, toda una campeona mundial, aunque en esta ocasión el poderío chino le haya privado de la victoria. Pese a engancharse de nuevo a la competición a contrarreloj, Elorza ha estado a la altura. El entrenamiento físico no ha sido un hándicap, porque practica mucho deporte, pero los entrenamientos técnicos con la cuerda, que son la base, le han obligado a recuperar la rutina de desplazarse tres veces por semana a Vitoria, donde vivió muchos años.
El esfuerzo ha merecido la pena. Las tres medallas conseguidas en el mundial, son el broche a una trayectoria impecable en la sokatira.

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