Mosaico de ilusiones a golpe de tambor
Los 'txikis' lucieron todo su desparpajo en un redoble de sonrisas que la lluvia no quiso estropear
Emoción, nerviosismo, impaciencia, cualquiera que fuera el sentimiento vivido por los más pequeños de la casa minutos antes de la tamborrada, se tradujo a partir de las seis en un divertido y colorista desfile. Los ensayos de días antes habían merecido la pena, y prueba de ello fue la respuesta de un público entregado que se daba cita en las calles para no perderse ni el más mínimo detalle de lo que allí se cocía.
Unai Gómez y June Beitia, a lomos de dos caballos abrían la comitiva, seguidos de abanderadas de todas las sociedades, iñudes, cocineros, tamborreros, barrileros y algunos pocos niños disfrazados tras la carroza de los payasos Potx eta Motx.
Todos pasearon su ilusión por las calles, mientras emocionados familiares, cámara o móvil en mano, lo filmaban y fotografiaban todo. La sonrisa de oreja a oreja que lucían muchos progenitores era casi más amplia que la de los propios protagonistas.
Desde Santa Marina, pasando por el centro, hasta la Plaza de los Fueros, la tamborrada se prolongó algo menos de una hora al compás de la Banda de Música que interpretaba piezas tan populares como la Marcha de San Miguel, Mirentxu, Larraingain, Despierta Juventud, Diana o Retreta.
Entre redoble y redoble, un gesto de complicidad, una sonrisa, una mirada picaresca para saludar a padres, abuelos, primos o tíos que aplaudían con ahínco. De vez en cuando las filas se rompían para entablar una conversación con el compañero de al lado y hacer, si cabe, más ameno el paseo musical.
Todo un escaparate de colorido, entusiasmo y desparpajo que concluyó en la plaza con el alarde final y el saludo de todas las abanderadas desde el balcón consistorial. Era el momento de romper filas y salir a correr delante de los gigantes y cabezudos, auténticos reyes de las fiestas para muchos.
La trigésimosegunda edición de la tamborrada infantil ya es historia, y en cierto modo histórica, al cerrarse una etapa en la organización. Hoy tampoco faltarán citas festivas porque Oñati ya huele a fiestas.
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