MARIAN
Vivir la experiencia de oler, tocar, oír, saborear y conocer la magia que envuelve al mundo del chocolate, tan ligado a la vida oñatiarra del siglo pasado, está más cerca. Ya han comenzado las obras del Centro de Interpretación de este manjar divino en la antigua sede de la desaparecida chocolates Orbea en Kalebarria. El sueño de Klaxk, y en particular del 'alma mater' de la cofradía, Antón Azpiazu (que este fin de semana participa en la feria del dulce 'Tolosa Goxua') se está haciendo realidad.
Pronto los adictos al chocolate y todos aquellos que quieran profundizar en la historia de esta delicatessen, tendrán un lugar de referencia en Oñati. «Es un local céntrico, con posibilidad de hacer demostraciones en el exterior, y ligado a la historia chocolatera oñatiarra, así que la espera ha merecido la pena» explica ilusionado Azpiazu, mientras nos enseña el local en el que trabajan los alumnos que estudian fontanería, carpintería, electricidad y albañilería en el marco del plan comarcal de empleo de la Mancomunidad.
«Se están formando, así que preferimos no hablar de plazos, empezaron antes de fiestas, pero tuvieron que marcharse a otra obra, y ahora han vuelto a la carga. Lo importante es que 'Txokolateixia' ya ha despegado, y el proyecto se va a hacer realidad. A estas alturas de la película la fecha de inauguración es lo de menos, lo esencial es que por fin pondremos a disposición del público, todo el material que tenemos. Es un sueño hecho realidad».
Azpiazu está deseando sacar a a la luz el material recopilado durante años que dará forma al espacio expositivo. Diversos objetos relacionados con la elaboración y consumo del 'alimento de los dioses', como chocolateras antiguas, molinillos, moldes o piedras para moler el cacao que guarda como un tesoro, junto a documentos históricos y fotografías de interés. Aunque lo que realmente le motiva, lo que le ha mantenido ilusionado todos estos años es «que la gente pueda oler, tocar, oír y saborear el chocolate, disfrutarlo».
Eso es lo que diferenciará, a su juicio, el centro oñatiarra de los museos tradicionales. Quieren que sea una experiencia para los sentidos, con demostraciones que llenarán las salas de deliciosos aromas. A la vez que una forma acercarse a su historia, al proceso de elaboración, y a su papel dentro del patrimonio local.
Noventa metros de espacio
El objetivo es claro: que el chocolate, esa tentación que durante más de un siglo ha identificado a los oñatiarras, tenga un espacio expositivo propio dentro de la oferta turística local. El Ayuntamiento y la cofradía de chocolateros sacaron hace un año de vía muerta la iniciativa, y en primavera le dieron el empujón definitivo, al cerrarse el alquiler del local (el Consistorio lo ha arrendado para diez años), el modelo de gestión (Klaxk) y la ejecución de la obra (aprendices de oficios).
Con todo atado, solo faltaba que desembarcarán en el nuevo templo del chocolate las obras, y éstas ya han comenzado. Corren a cuenta del Ayuntamiento, que se hará cargo de los materiales, mientras los alumnos que estudian fontanería, carpintería, electricidad y albañilería en el marco del plan comarcal de empleo de la Mancomunidad, son quienes ejecutan la obra.
Una vez acondicionado el local, que dispone de alrededor de 90 metros cuadrados, Klaxk lo dotará con el material recopilado durante décadas, y se encargará de la gestión del mismo, pagando al personal y los gastos , y sufragándolos con los ingresos que genere.
El proyecto museográfico estaba ya aprobado. Y es que tras 23 años dándole vueltas al asunto Azpiazu no albergaba dudas. «Queremos un centro vivo, no un museo al uso, en el que la gente además de conocer la historia del chocolate, cómo llegó de América a Oñati, reconozca sus olores, sus sabores con catas de las distintas especialidades, mostrando su proceso de elaboración artesana».
Klaxk, como cofradía siempre ha defendido la importancia de una instalación de estas características que difunda y pondere las virtudes y características del chocolate y profundice en la historia local como pieza importante del patrimonio. Así que Azpiazu se embarcó en una aventura empresarial, no exenta de riesgos, con la que luchar por la implantación de un museo, que finalmente tendrá final feliz. Su pequeña 'chocolatería' dará pronto el relevo al Centro de Interperpretación, a poco metros del local actual.
Un lugar que permitirá disfrutar del chocolate con los cinco sentidos. Se podrá ver, oler, tocar, oír y comer el producto, mientras se hace un recorrido visual por su historia Y es que el espacio expositivo permitirá recorrer el proceso de elaboración desde la plantación de la semilla del cacao hasta el consumo de la tableta o bombón. Para ello Klaxk cuenta con el apoyo de Natra, la única factoría que mantiene la tradición chocolatera oñatiarra, que facilitará el cacao y los ingredientes para las demostraciones.
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