domingo, 14 de abril de 2013

GURE TXOKO.


La casi octogenaria sociedad Gure Txoko tiene vida para rato. El varapalo que supuso quedarse sin sede el 30 de junio del año pasado, ha sido al final un revulsivo que les ha llevado a renovarse por dentro y por fuera.
Ayer estrenaron 'txoko', el antiguo bar Antton, en la Avenida de Euskadi, y 38 nuevos socios, así que pueden hacer suyo el dicho «no hay mal que por bien no venga». El revés que supuso el adiós a la sede fundacional de Patrue kale, les ha permitido dar un salto adelante.
«Disponemos de un local más amplio y moderno, y hemos aumentado la familia hasta los 70 socios, así que estamos de enhorabuena» comentaba el presidente Iñaki Igarzabal. Tienen incluso lista de espera, pero han preferido ser prudentes «ver cómo nos arreglamos, porque no solo estrenamos 'casa', prácticamente hemos duplicado el número de asociados, estamos 32 antiguos y 38 nuevos» continuaba un emocionado Antton Elorza, que tras tres décadas regentando la taberna veía cómo su sociedad se trasladaba a su antiguo bar.
El Antton bajó la persiana la víspera de Reyes, y tras una serie reformas para mejorar la accesibilidad y ganar en espaciosidad, la antigua taberna resucitó ayer como 'Gure Txoko' con los actos protocolarios de rigor.
Primero se reunieron el Kultur Etxea para aprobar los estatutos, oficializar el nuevo listado de socios y presentar el proyecto Gure Txoko, que según Igarzabal se resume en «mantener el espíritu de los fundadores».
Luego se trasladaron a la nueva sede y tras echar los itxafleros de rigor, el socio número 1, Gregorio Altuna, que además es el más veterano con 86 años, desplegó el nombre en el característico toldo y no dudó en subirse a la escalera para colocar, junto a su nieta Maialen Altuna, también socia, la bandera en su lugar. Luego todos los presentes se hicieron la foto de familia para el recuerdo y pasaron a disfrutar como es debido la sociedad: comiendo, bebiendo y conversando. Al igual que hicieron sus predecesores un 27 de mayo de 1935 dando a luz a la tercera sociedad, en antigüedad, del municipio. Un viaje de diez días a Sevilla, por estas fechas, para disfrutar de la feria de abril de algunos de los fundadores, fue según la historiografía existente, definitivo. Se enamoraron del ambiente de las casetas, y quisieron tener la suya, su 'txoko', siguiendo el camino emprendido por Txantxiku Txoko (1927) y Zubillaga (1930). Luego otras muchas hicieron lo propio.

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